Rendidos ante el sabor

[DIARIO DE VIAJE] Los enviados de EDH Deportes a Turquía no han tenido problemas con la comida de ese país. A lo mejor y regresan con unas libritas de más

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De la comida turca es de lo que menos se quejan los enviados de EDH Deportes a Turquía. Foto EDH: Raúl Benítez.

Por Raúl Benítez [ENVIADOS DE EDH DEPORTES A TURQU??A] Twitter: @RauleBenitez

2013-06-25 4:58:00

Antes de cualquier viaje siempre hay una pregunta que me hago: ¿qué se puede comer ahí? Sí, algunos se preocupan por la situación política del lugar (en este caso las protestas en Ankara y Estambul), otros por el tipo de cambio (1.95 liras turcas por cada dólar de Estados Unidos). Pero yo pienso con el estómago antes que con la cabeza, y con Turquía no fue la excepción.

Para conocer un poco de su gastronomía acudí a dos de mis fuentes favorita de información no oficial. Google y Youtube.

Entre las muchas “visorías” me encontré con uno de los programas del chef trotamundos Anthony Bourdain, un estadounidense con tan mala leche y poca paciencia que hacen de cada programa un deleite.

Con sus recomendaciones me sentía seguro, claro, en mis cálculos nunca incluí mi nulo conocimiento sobre el idioma turco y mi pésima pronunciación al atreverme a decir alguna palabra, pero al final el hambre abre las puertas y la comida siempre llega a la mesa.

Mi primer bocado en la gastronomía fue gracias al famoso kebap, un platillo con cordero o pollo (cocinado en un pincho) y arroz que me supo a gloria.

Al andar caminando de un sitio a otro, no siempre hay espacio para sentarse a comer. Fue ahí donde entró uno de los campeones de este viaje: el döner kebap. Este no es más que pollo o cordero cortado y sazonado con especies y verduras. Luego se pone sobre una tortilla gruesa de harina o pita, se acompaña con vegetales y listo. Su tiempo de preparación no excede de un par de minutos y no es necesario sentarse a comer. La comida perfecta para el que viaja.

Pero ninguno de estos platillos supera la satisfacción de un buen çay; el té tradicional en Turquía. No hay un restaurante, comedor o esquina dónde no sirvan una taza a quien lo pida? Y si uno no llega al té, el té llega a ti. Por todo el centro de Trebisonda es común ver a una persona con una bandeja repartiendo la bebida caliente.

Siete días después, mi compañero Claudio Martínez y yo nos hemos vuelto adictos. Creo que ya es hora de otro té, así que vamos a buscarlo, aunque seguramente él nos encontrará primero.