Vibrante, emotivo, intenso, disfrutable. Así fue el partido entre Firpo y Alianza, sobre todo el final. Como pocas veces se ve en el fútbol salvadoreño, el juego le hizo honor al fútbol. Más en lo emotivo, es cierto, aunque esta una faceta de las más importantes en este juego, que cuando no confunde pasión con agresión, se convierte en inigualable.
Firpo sacó rédito de su localía en Usulután y está en la final cuando pocos lo esperaban. Alianza cayó luchando hasta el final. Los toros dieron un giro grande a partir de la llegada del Toto Gamarra (dulce revancha ayer ante ?su? ex presidente Pohl), buscará cerrar con vuelta ante el candidato FAS. Otra vez, desde atrás.
Antes de la fiesta hubo hechos tristes, condenables. Que otra vez no se transformaron en tragedia, porque Dios no lo quiso. Pedradas por todos lados en los alrededores del estadio, disparos y un niño de cuatro años herido. Y entre medio de los peores ?rumores?, el partido se postergó una hora… Los violentos en el fútbol salvadoreño no son muchos. Y son fácilmente identificables. Se los ve en videos, en fotos. Es hora de pararlos, sino se corre el serio riesgo de que esta escalada violenta en los estadios recrudezca y los lamentos podrían ser mucho más grandes… No dejemos, entre todos, que eso suceda.