Dignos hasta el último aliento

El Salvador cayó con Colombia sin atenuantes. Finalizó tercero en su grupo, pero no le alcanzó para avanzar a octavos. Igual, por tratarse de la primera experiencia en Sub 20, muy meritorio

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Las lágrimas no se hicieron esperar en el Kamil Ocak de Gaziantep, Turquía. Foto EDH / Raúl Benitez

Por Claudio Martínez [ENVIADO ESPECIAL DE EDH DEPORTES A TURQU??A] Twitter: @martinezchino

2013-06-29 1:59:20

El viejo dilema del vaso medio lleno y medio vacío se cierne sobre esta Selecta Sub 20 que hizo llorar de alegría a un pueblo entero, que cargó de ilusión sus corazones trepidantes para luego herirlos como aquellos desengaños amorosos de estudiantes. El Salvador se despidió de Turquía 2013 con una derrota 3-0 ante Colombia, inapelable y contundente, y con eso se fue la posibilidad de avanzar a octavos de final.

Por eso, algunas imágenes del final son desgarradoras. Diego Coca otra vez llorando, pero esta vez de tristeza. Lo mismo que el Toro González. Otros, simplemente con rostro de desazón, de impotencia. A la Selecta le faltó un punto para poder clasificar, aunque en otros Mundiales hubieran bastado esos tres puntos y esa diferencia (-5) para avanzar, esta vez no. Ya no dependía de ellos sino de los otros grupos.

Lo que sí dependía de El Salvador era lograr arrancarle un punto a Colombia, una misión complicadísima. De hecho, en las cuentas previas que hacían los jugadores, contemplaban, en el mejor de los casos, un empate ante Turquía y una victoria con Australia, que sí se logró y jugando un gran fútbol. Nadie se animó a pronosticar un resultado favorable ante los colombianos porque sabían ?por haberlos enfrentado dos veces y haberlos estudiado otras mil- que era un equipo muy sólido y extremadamente peligroso.

El 3-0 no escapa de la lógica y marca claramente la distancia entre un candidato al título y un debutante inexperimentado, entre el campeón de la Conmebol y el tercero de la Concacaf. A diferencia de contra Australia, la Selecta nunca pudo jugar cómoda, careció de circulación de balón, de sorpresa, y sus individualidades estuvieron por debajo de su nivel. Comprensible: enfrente tenía un equipo con oficio, con un libreto muy marcado y dos o tres jugadores ?Sebastián Pérez, John Córdoba, pero por sobre todo Juan Quintero- de otro nivel.

Todo se consumó muy rápido, exactamente en cuatro minutos, entre el 21? y el 25?, cuando llegaron los dos goles colombianos. Colombia había ya insinuado su superioridad, pero no logró ponerse en ventaja hasta aprovechar un mal pase del portero Rolando Morales. La jugada comenzó con un ataque salvadoreño que fue perdiendo fuerza hasta terminar en los pies de Morales, que intentó pasársela a Baumgartner pero lo hizo a Rentería, que aceptó el regalo, dejó en el camino a Ayala con un lujo y sacó un riflazo impresionante para el 1-0.

En el siguiente avance llegó el segundo, tras una enorme jugada individual de John Córdoba que Ayala intenta frenar con tomándolo de la camiseta dentro del área. Penal. Gol del propio Córdoba. Partido liquidado para Colombia aún con 65? por delante, donde se dedicó a tocar el balón y generar varias llegadas más que no terminaron en gol por muy poco.

Ante eso, la Selecta hizo lo que pudo. Ni Gómez ni Granitto podían con Quintero, Jairo estuvo bien marcado, el Puma Peña siempre perdía con los centrales y Diego Coca, de lo más rescatable, intentó desde fuera del área uno de los pocos remates al arco que tuvo el equipo nacional. El Salvador, por precavido, nunca se animó demasiado a adelantar líneas porque era consciente del riesgo de darles más espacio a los colombianos. Los cambios no alteraron el plan, solo los nombres.

Cuando parecía que la participación salvadoreña se cerraba con un digno 0-2 y ya se jugaba tiempo adicionado, Juan Quintero se encargó de demostrar, por si hacía falta, que es un crack y que además puede hacer golazos: jugada individual, remate que se clava en un ángulo para decretar la despedida de El Salvador en Turquía 2013.

La desazón se apoderó de los muchachos salvadoreños, que obviamente estaban ilusionados con dar otra alegría. El bofetazo fue grande y doloroso, quizás también algo cruel. Sin embargo, cuando en el futuro se recuerde aquella histórica participación Turquía 2013 pesarán más las lágrimas de emoción que las de tristeza.