Alrededor de $20 millones de dólares le generó el surf a El Salvador entre abril de 2012 y el mismo mes de 2013, casi el doble de lo que el país logró hace cinco años.
Esto de acuerdo con un estudio financiado por el programa All Invest y desarrollado por el Grupo Amate, en coordinación con la Corporación de Exportadores de El Salvador (Coexport), este deporte ha impulsado el turismo y la inversión en aproximadamente 200 kilómetros de la costa salvadoreña, entre las playas Las Flores y Mizata.
Sin embargo, los empresarios afirman que la deficiente infraestructura en servicios básicos, la falta de promoción y el escaso apoyo financiero, así como la burocracia les impide explotar más el potencial que ofrecen las olas salvadoreñas.
Carlos Ortiz, director comercial de la Corporación Turística El Amate, aseguró que entre abril de 2012 y abril de 2013 la actividad generó un flujo de turistas de hasta 32,000 personas, 60 % extranjeras y el resto nacionales.
Los primeros dejaron ingresos por $12 millones al centenar de negocios que operan en la zona, mientras que los locales aportaron otros $8 millones. La preferencia por las playas salvadoreñas para la práctica del surf la revela no solo el aumento de los ingresos, que pasó de $11 millones en 2008, a $20 millones en 2012; también se nota en el incremento de la estancia promedio de los turistas.
Según la investigación, el promedio de la duración de una visita era de 5.5 días hace un lustro y ahora se ha incrementado a 6.82. Hasta hace cinco años un visitante gastaba en consumo y alojamiento un promedio de $58.15, mientras que hoy invierte $82.23, es decir, un 29 % más explicó Ortiz.
Aunque la práctica del surf lleva más de treinta años en El Salvador, el país logró ser más visible en la industria mundial con la celebración de campeonatos de surf, a partir del 2005.
Pese a los números favorables para El Salvador otros países le están comiendo el mandado. Costa Rica, Panamá y recientemente Nicaragua, han redoblado sus esfuerzos por atraer visitantes, afirmó Salvador Castellanos, quien ha ingresado hace un par de años a la industria con la escuela “Puro Surf”, en la playa El Tunco.
“Somos optimistas huérfanos”, enfatizó.
Otra de las dificultades que complica a los empresarios es la deficiente infraestructura para tener servicios básicos de manera regular.
La mayor parte de los establecimientos obtiene agua potable de pozos y trata las aguas negras mediante fosas sépticas. Por el otro lado, el servicio de energía eléctrica es deficiente y con tarifas elevadas.
Roberto Rotherham, uno de los empresarios más antiguos en el Puerto de La Libertad en el rubro del surf con su hotel y restaurante Punta Roca aseguró que al país le hace falta promoción y publicidad, así como reconocer que los surfistas son verdaderos turistas que dejan jugosos ingresos al país como cualquier otro.