Cuando se retiró, allá en 1984 con el equipo de la Universidad Centroamericana (UCA), ?por la ingratitud del fútbol porque no pagan, el mismo mal de siempre?, Julio César ?Lobo? Ramos y Ramos sucumbió a la pasión que siempre lo ha acompañado, entrenar.
Comenzó con el Banco Hipotecario, adonde llegó a laborar gracias al fútbol como pasador de notas hasta llegar a jefe del departamento de la entidad bancaria, ?entrené el equipo del banco del 85 al 92 sin ser entrenador?, dijo.
En 1991 se inscribe en el curso de entrenadores en AEFES y ya con el título se va a dirigir al Vendaval de Apopa, ese mismo año, el equipo apopense lo metió en los primeros lugares, pero luego el cuadro cayó del segundo lugar y le rescinden el contrato.
Sin equipo para entrenar, en una charla con Abilio Martínez, ex zaguero aliancista y concuño de ?Lobo? Ramos, surge la idea de iniciar una empresa familiar de confección de uniformes deportivos que hasta la actualidad surte a más de una decena de colegios de la capital. ?Cuando salgo del banco, Abilio me dice ?mirá Lobo, y qué vas a hacer ahora?, es así como me presta los moldes de los uniformes y empiezo con la empresa, que ya lleva más de 23 años?, dijo Ramos.
Incursionó también en la confección de calzado deportivo, en especial ?tacos?, pero ?eso lo dejé de hacer porque vi que ya se deslumbraba la incursión de la Adidas, la Nike y otras marcas, sólo me quedé con las uniformes, pero eso lo atiende mi familia porque mi pasión es entrenar?, aceptó.
Y quizás no está equivocado, y mucho menos mintiendo. Formó una academia en su colonia, la Dreyfuss, y en la Chapupo Rodríguez y de sus conocimientos salieron varios jugadores que formaron parte en equipos importantes del fútbol nacional, como Adonai Martínez, que se fue al Alianza; Gerardo Escobar, al ADET; y José Alvarenga, al Alianza y posteriormente el Municipal Limeño, entre otros.
Sin embargo, el destino le tenía preparado un camino quizás inédito en el balompié salvadoreño, le tenía preparada su incursión como uno de los únicos cuatro entrenadores de fútbol femenino de El Salvador.
Y la culpa de todo, dice, la tiene su hija, Tibisay, quien le reclamó que únicamente entrenaba a varones y le sugirió que hiciera lo mismo con un equipo de jovencitas.
El accedió y le pidió a su hija que le consiguiera un grupo de vecinas y amigas y ella apareció con más de diez, luego el grupo creció a 20 integrantes, de eso ya hace más de dos décadas.
Se queda con el equipo femenino en la Chapupo Rodríguez y logra federarlo para llegar a disputarle el título nacional al Nejapa, que en ese momento era la base de la selección nacional femenina, en 2002, pero salieron derrotadas.
En ese ínterin, le sale la oferta de entrenar al San Rafael Obrajuelo, de Segunda Categoría, se va, pero no se desprende del equipo femenino Dreyfuss, mismo que luego pasaría a llamarse Chapupo, con el que quedó en segundo lugar nacional, atrás del Nejapa.
Eso le sirvió para que lo llamen a dirigir la Selección Nacional, en 2005, misma que llevó a disputar torneos y sacar buenos resultados en México, Nicaragua hasta que consiguen el pase al Premundial de Trinidad y Tobago, pero que no lograron clasificar, eso sí, dejaron buena impresión y la convicción de que el fútbol femenino salvadoreño tenía futuro.
Así es, sigue el proceso de selección, a pesar de que Ramos y Ramos dejó su cargo de seleccionador, pero él ya había logrado colocar a las jugadores, muchas de ellas provenientes de lugares del interior del país y de escasos recursos económicos, con becas en el colegio Cristóbal Colón, de San Salvador, uno de los baluartes del proceso iniciado por Ramos y Ramos por el apoyo que le ha dado hasta estos días.
En la actualidad, ?Lobo? Ramos entrena al equipo femenino de la Universidad Andrés Bello, adonde se ha llevado a muchas de las jugadoras que dirigió en la selección nacional, a las que les ha conseguido becas universitarias, gracias al gran apoyo del licenciado Guillermo Escobar, y a las que se van integrando media vez saquen su bachillerato en el Cristóbal Colón. También hace visorías a nivel nacional para encontrar nuevos valores e incorporarlas al equipo universitario o del colegio Ladislao Leiva, otro mecenas de ?Lobo? y su proyecto.
¿QUÉ HIZO?
Julio César Ramos y Ramos pertenece a una de esas familias que llevan el fútbol en sus venas. Contemporáneos y vecinos de los ?Pachines? González Barillas, los Ramos y Ramos no sólo coincidieron en la cancha en muchos equipos con ellos, sino que forjaron su carrera de la mano. A Julio le tocó compartir cancha con Jesús González; su hermano Manuel, un referente del Atlético Marte, con ?La Mica?; Ricardo, con ?Yin?; y su hermano menor, Edgar, con Jorge ?Mágico? González.
No era casualidad, la colonia donde vivían los ?Lobo? Ramos era vecina a la de los González Barillas, por eso formaron el Brasil, por eso coincidieron en La Fleca, en Segunda Categoría, por eso se ven como hermanos.
Para Julio todo comenzó en la colonia Dreyfuss. Ahí, don Jorge Orantes lo llevó al Cruz Roja, hasta que Pipo Rodríguez lo vio jugar en un juegos interfacultades en la UES y lo llevó al equipo mayor, con el que debutó en Primera y con el que logró un título, aunque sin jugar ?porque yo era banca?.
De la UES pasó a la UCA, siempre en primera, y luego se fue al Quequeisque, La Flecha, el Atlas. No sin antes haber pertenecido a una selección olímpica.