Playa y compras, al más puro Miami style. Así fue el día de la Selección Sub 20 de El Salvador en Belek. Después del 0-1 con Uruguay, el equipo del Tuco Alfaro tuvo una jornada de rélax. Por primera vez desde que llegaron a Turquía, los jugadores conocieron otro lugar que no fuese el hotel, el campo de entrenamiento o el estadio.
Por la mañana estuvieron haciendo trabajos regenerativos en la playa que el mismo hotel Melissa Garden posee sobre el Mar Mediterráneo. El trayecto, unos 8 minutos de donde está alojado el plantel, se hizo en un pequeño bus en el que habitualmente el hotel transporta a los turistas al mar. Solo que esta vez, además de una familia alemana y dos parejas rusas iban 21 muchachos, el cuerpo técnico y también algunos colados (léase periodistas). “Esto es peor que la 52”, tiró Jairo Henríquez.
Más allá de algunos ejercicios en el mar, la idea era que los jugadores se relajasen y soltaran un poquito de tensión, cosa que consiguieron. Después, incluso, hubo tiempo para nadar, tomar sol, un intento fallido por alquilar un jet ski ?la tarifa, 35 euros por 10 minutos, fue factor determinante- e incluso un partido de vóleibol donde varios jugadores se mezclaron con los locales y los turistas para protagonizar un partido muy divertido pero de escasísimo nivel: bien Neto Góchez, flojo lo del portero Carlos Cañas y penoso lo del Puma Peña, a quien sus propios compañeros le pedían “el cambio”.
Sin embargo, el momento de la mañana, el que marcó un antes y un después del día, fue cuando una turista rusa (los rusos son amplia mayoría en la zona de Antalya pero también podría haber sido ucraniana o bielorrusa), con total naturalidad pasó caminando en topless ?sin la parte de arriba de su bikini- justo delante de donde estaban los muchachos. Shock general. Risas. Comentarios. Y los ojos que se desviaban… En Europa es normal, no tanto en Turquía, pero los jugadores quedaron paralizados por unos segundos y fue el tema del día por las siguientes horas.
Por la tarde, luego del almuerzo y un breve descanso, el grupo salió de compras. Les prometieron llevarlos a un centro comercial en Belek, pero la sorpresa fue grande cuando el bus los dejó en una esquina y prometió recogerlos dos horas más tarde. En realidad no era un mall como cualquiera de Estados Unidos, algo que todos pensaban, sino una zona céntrica comercial que abarcaba varias manzanas. Primera decepción.
Bonito lugar, impecablemente limpio, cientos de negocios… pero toda ropa pirata. “Acá le ponen las marcas con plumones”, se quejó el Puma Peña. “Eso no es Dolce & Gabbana”, repetía Maikon Orellana, quien luego acuñó otra frase: “todo en Turquía parece falso”. Segunda decepción. A pesar de todo, varios compraron los típicos gorros turcos, llaveros y otros recuerdos para llevar a familiares amigos. Hoy todo vuelve a la normalidad. Ni playa ni shopping, solo trabajo pensando en el amistoso de mañana ante Iraq.