Como si se tratara de un encanto embrujado, la silla de entrenador de El Salvador oficia como un imán para atraer problemas y dificultades. Una silla que de tranquila y apática no tiene nada. Poco tiempo se tardó en “la era Chochera” en desatarse el primer escándalo. Un jugador (Rudy Valencia) se reveló, lo acusó de favoritismos y se fue de la concentración. Fue la particular “bienvenida” que tuvo Castillo en un cargo donde suelen abundar disgustos de distinto tipo y donde los obstáculos suelen superar a las satisfacciones.
La Copa Centroamericana, que empieza el viernes, será el primer examen. Sin amistosos internacionales, allí irá Castillo un plantel diezmado, sabiendo que, como en todo el mundo, lo que mandan son los resultados. Teniendo en cuenta la coyuntura, la lógica indica una clasificación en el quinto lugar, en un eventual cruce con Nicaragua. Algo más, se podría calificar como un gran logro; algo menos, un duro fracaso.
En la entrevista publicada hoy (páginas 2 y 4), Chochera se dice que hay gente que quiere que la Selecta pierda, incluso en el ámbito del fútbol. Es que la “silla imantada” siempre atrae. Esto no es nuevo. Varios privilegian intereses personales antes que el bien común. Pasa en la Selecta, pasa en la vida…