… la selección Sub 20 está a un partido de hacer historia: de clasificar por primera vez a un Mundial juvenil. A decir verdad, el equipo de Mauricio Alfaro no ha dejado buenas sensaciones en estos dos partidos en Puebla: victoria sufrida 2-1 ante Curacao y derrota inapelable 3-0 con México. Aún así, un triunfo ante Panamá el miércoles convertirá a este grupo de muchachos en héroes nacionales.
A falta de casi tres días para el juego lo más saludable es ser conscientes de que si se logra el éxito ?siempre bienvenido- no será como consecuencia de un trabajo metódico o a largo plazo del fútbol salvadoreño. Será, en todo caso, principalmente gracias a una llave relativamente accesible. Claro, también habrá que reconocer la contribución de los futbolistas y cuerpo técnico, porque ganar una final -¿está claro que lo del miércoles ante Panamá es una final por más que pertenezca a cuartos de final?- siempre tiene un mérito.
Por eso, sobre todo en el caso de ganar el boleto a Turquía 2013, es bueno no equivocarse en el diagnóstico. El fútbol salvadoreño estará tan mal como lo estaba una semana atrás, esto será simplemente una alegría que habrá que disfrutar. A juzgar por lo mostrado hasta aquí y por los malos resultados cosechados en los partidos de preparación, este no parece un equipo que lleva casi un año de trabajar juntos, que ha tenido buenos fogueos y al que se le dieron muchas facilidades.
Por supuesto, no es solo cuestión de trabajar. De ser así, ganaría el equipo que se entrenase 7 horas al día los 7 días de la semana. No. En el caso de El Salvador, la gran desventaja es la carencia de fuerzas básicas en los equipos, algo ya repetido hasta el cansancio. Lo importante es remarcarlo no solo en los momentos de frustración sino también en los de ilusión.
En términos reales, en el país básicamente hay una sola institución que trabaja seriamente con canteras como si fuera un club: Fesa. No es casualidad que gran parte de los representantes de la Sub 20 provengan de allí.
Bueno por Fesa. Excelente, admirable… Pero malo para el fútbol salvadoreño, que debe nutrirse casi en exclusividad de jugadores de allí en vez de tener mínimo 10 o 16 opciones. Claro, sería peor, casi trágico, si no existiese Fesa, porque habría menos de dónde escoger. Pero el hecho de no tener verdaderos clubes es dar una ventaja enorme… Es como si México armara su selección Sub 20 solamente con juveniles del Toluca, o solo con los del Cruz Azul. No dudo que igualmente sería competitiva, pero no tan poderosa como si la integraran los mejores de Chivas, Toluca, América, Pumas, Atlas, etc.. Bien, aquí la Azulita no tiene mucho de dónde elegir, salvo Fesa.
Y asumiendo que esa es la realidad, incluso dentro de ese triste panorama igualmente debería haber cosas positivas. Entre que casi todos son del mismo equipo y que han estado trabajando juntos casi un año ?algo imposible para selecciones juveniles con jugadores que ya juegan en Primera División-, uno esperaba ver un equipo más sólido, con más confianza, más suelto futbolísticamente hablando. Hasta aquí no se ha visto. Aún les queda el partido ante Panamá para poder demostrarlo. Ojalá que el miércoles sea un día histórico y que se logre la clasificación al Mundial. Sin embargo eso no podrá ocultar que en materia de formación seguimos en el sótano.