La Selecta quedó matemáticamente eliminada el 16 de octubre de 2012, cuando perdió 2-0 ante México en Torreón. Ya pasaron 118 días de eso. Y no ha pasado nada distinto a los años anteriores. No: a las décadas anteriores. Nada. Seguimos caminando sobre las mismas huellas de generaciones pasadas, las viejas y las recientes, solo haciendo más profundo el surco de errores hacia el mismo destino: Un abismo de frustración, vergüenzas y derrotas.
Seguimos ilusionándonos con quimeras que rápidamente son cenizas. El miércoles pasado, hubo gente que sintió orgullo en el pecho por los buenos primeros 15 minutos de la Selecta ante Paraguay. Después, la realidad, el mejor toque de los guaraníes, que ganaron 3-0 pero pudo ser de 5-0 para arriba de no ser por los fallos de la Albirroja y los guantes de Dago Portillo.
Lo mismo pasó en Copa Centroamericana. Pecho hinchado porque Honduras y Panamá no nos ganaron, Costa Rica nos regresa a la realidad, triunfo raquítico sobre Belice y hasta ahí no más. Hasta ahí alcanza. No hemos trabajado para subir otro peldaño. Terceros de Uncaf. Punto.
¿Qué pasará en los meses que vienen? Vamos, lo sabemos todos. Se hablará otra vez de procesos, de nueva generación, de darle tiempo al tiempo, de esperanzas renovadas. Irán a Copa Oro y soñaremos con que, al menos, lleguen a semifinales; no será así. Después, comenzará el camino a Rusia 2018, se le volverá a depositar la carga de décadas fallidas a una generación que viene con los mismos vicios y fallos de formación que sus antecesoras, y cuando el fracaso llegue, volveremos a preguntarnos por qué no comenzamos a trabajar antes. Y así sucesivamente.
Estamos adictos al fiasco, atrapados hasta el cuello en el barro de la mediocridad. Todos. No es solo un problema de la Fesfut, aunque todos señalen a su Comité Ejecutivo. Es evidente su falta de liderzago y que ha cometido errores, pero la Federación, por sí sola, no sacará esta nave a flote.
La Fesfut debería generar una reforma profunda, total, estructural, de este fútbol. Buscar el respaldo para comenzar de una vez. Ser más transparente, abrir sus finanzas y sus arcas para que el Gobierno y la empresa privada confíen en su gestión, y del uso inteligente de esos recursos, enfocar todo a esa reforma del fútbol cuscatleco, que se vea reflejada en hechos concretos.
Venimos tantos años repitiéndola, que ya el aficionado salvadoreño la sabe de memoria. No es una fórmula secreta. Es la fórmula que ocupan España, Argentina, Brasil, México… Inversión en fuerzas básicas. Mejores canchas. Clubes, no equipos domingueros. Capacitación técnica de entrenadores, árbitros, preparadores físicos. Fogueos internacionales desde niveles menores hasta la Selección Mayor. Competición interna entre ligas menores.
A groso modo, esos son los grandes temas a los que jamás les entramos. Ya pasaron 118 días y seguimos haciendo lo mismo. Queremos que “Chochera” haga magia, y que esos 30 años que tanto pesan sin ir a un Mundial, desaparezcan a pura “garra cuscatleca”.
Ya van 118 días, y contando. ¿Seguimos en lo mismo, en lo inmediato, en lo del momento, nos enfocamos en los fogueos que vengan, en la Copa Oro… o le entramos de lleno ya al problema de raíz? Solo así obtendremos resultados diferentes. ¿Hará algo este Comité Ejecutivo que preside Carlos Méndez Cabezas? Si no… Que se preparen los que tomarán el cargo en agosto 2014. Porque si traen las mismas fórmulas, el resultado ya lo conocemos de sobra.