Sostenía que tan poca fe le tenían a la Selecta, que era tan escasa la expectativa que había que probablemente iban a jugar sin presión y hasta podrían sorprender con algún buen resultado en esta Copa Centroamericana que hasta el momento ?jugados los primeros seis partidos- ha tenido un nivel lamentable. ¿Para qué nos vamos a engañar?
Dentro de ese panorama, la Selecta se mantiene invicta y con altísimas posibilidades de pasar entre los dos primeros. Hasta aquí ha superado las expectativas de muchos y ha renovado la ilusión en otros, que ven en este equipo el comienzo de un cambio sustancial. No creo que haya tal cambio todavía, pero es un buen camino. Además, se sabe, los problemas del fútbol salvadoreño van más allá del entrenador, solo que únicamente profundizamos sobre eso después que una derrota dolorosa nos obliga a reflexionar. Un buen resultado ?o dos- no pueden taparnos el bosque.
La Selecta no se ha visto mal, como muchos suponían, en estos dos primeros partidos. En parte porque sus rivales, Honduras y Panamá, decepcionaron en su juego, lo cual también es mérito de El Salvador, que cedió muy pocos espacios y no los dejó hacer. También es evidente que a este equipo de Chochera por ahora le sienta mejor el rol de no ser favorito y no estar obligado a salir a ganar. Cuando nadie espera nada de vos, un poco es muchísimo… En ambos partidos cedió la iniciativa al rival en el arranque e intentó lastimar de contraataque, en especial contra Honduras, así generó más ocasiones e incluso pudo ganarlo. Después, incluso terminó soltándose y se adelantó varios metros.
Si bien se nota la convicción en los muchachos ?principal diferencia de cuando estaba el Cuate-, habrá que verlos en otras circunstancias. Hay que recordar que en los tres partidos clave que tuvo la Selecta al mando del mexicano en la Eliminatoria ?dos con Guyana y otro con Costa Rica- hubo que salir a ganar y ahí quedó en evidencia la falta de argumentos ofensivos. Curiosamente, cuando mejor se vio fue contra México en Torreón, ya sin responsabilidades ni ataduras.
En todo caso, con poco ?en mi opinión- la Selecta ya ha vuelto a ilusionar y hasta aquí no ha sido menos que nadie. Hay señales positivas: se puede soñar que con Darwin Cerén y Ruchard Menjívar hay recambio, que Burgos ha evolucionado, que la defensa luce firme, y que solo hubo un mes de trabajo… Pero el camino es largo: que ni una victoria nos eleve al sublime Olimpo ni que una derrota nos devuelva al sótano depresivo de los últimos meses, porque con seguridad habrá tanto unas como otras y no es recomendable marearse en ese ascensor anímico que son los resultados de fútbol.