SAN SALVADOR. En su primer partido oficial como capitán de la Selección Mayor de nuestro país, el delantero del Kecskeméti húngaro, Rafael Burgos, estuvo a la altura de la exigencia y no solo marcó el gol cuscatleco ante la durísima Honduras, sino que derrochó esfuerzo, marca y personalidad en la cancha del Nacional de La Sabana.
El ex delantero de la UES y Alianza sacó lo mejor de sus condiciones de cazagoles al minuto 77, cuando ?el Ruso? Flores lanzó un centro desde la derecha que Rafa logró cazar de cabeza, fino y colocado, con lo último y ante la fuerte presión del central catracho Juan Montes. La bola picó incómoda para el meta Donis Escober, que no logró evitar la trayectoria del cuero, que se fue al fondo.
Burgos gritó ese gol con furia. Hubo abrazo con Léster Blanco y euforia colectiva: los chicos de ?Chochera? sabían que, con ese gol, le habían hecho un daño anímico a Honduras, que apenase se había puesto arriba al 75?.
En la pasada Copa Centroamericana, Rafa terminó con tres goles y ahora ha comenzado a anotar desde el primer juego. Antes de esta Copa, dijo que su idea era ?aportar la experiencia? que ha ganado en la Primera División de Hungría, donde cerró la temporada marcando goles, y su aporte ya se concretó.
Pero lo de Burgos fue sobresaliente en este encuentro no solo por ese gol, sino por su derroche en el frente de ataque, siempre incómodo para los fuertes y duros defensores hondureños. También le puso un ?bombón? a Blanco, en el segundo tiempo, pero lastimosamente el disparo del nuevo jugador del Marathón catracho se fue desviado.
Burgos también intentó conjuntarse con Nelson Bonilla, su compañero de fórmula en el ataque azul, pero no se les vio buena química.
Aportaron lo suyo
Las palmas van para Burgos por su gol, pero el 1-1 de anoche no habría sido posible sin las atajadas salvadoras de Dagoberto Portillo.
El experimentado guardameta nacional, que es con 33 años el más veterano del grupo que eligió ?Chochera? Castillo para esta copa, reaccionó con los reflejos de un joven en al menos tres claras jugadas de peligro de ?la H?.
Una de ellas, quizá la más peligrosa, ocurrió al m inuto 59, cuando Jerry Bengston se metió hasta la cocina del área salvadoreña y quedó a metro y medio de Portillo, pero el meta se jugó el físico, metió el cuerpo y salvó su pórtico.
No sería justo culpar a Portillo por la jugada del gol del mismo Bengston, porque llegaron tarde a la cobertura Monteagudo y Granadino.
Dago, arquero de Firpo, le tapó algunas más a Bengston y también calló la metralla del peligroso Roger Rojas. Cumplió y en gran manera.
Tampoco sería justo olvidar el trabajo de Mardoqueo Henríquez en el fondo de la zaga salvadoreña. Atento y seguro, limpio pero firme, el defensor de Águila puso en qué pensar tanto a Bengston como a Welcome, y Rojas también sufrió la presencia de ?Mardo?.
Finalmente, fue grato ver que Richard Menjívar, ex Sub 23, firmó una gran labor en la contención salvadoreña. Hay equipo. Hay esperanza.