Todos los entrenadores de Lisandro Pohl

Desde que en 2008 el empresario se convirtió en el pope de Alianza ha utilizado 15 técnicos. Dos de ellos han repetido gestión. Sólo Roberto Gamarra le ha dado un título

descripción de la imagen

Estos son algunos de los entrenadores que han pasado por Alianza en la era de Lisandro Pohl. Fotos EDH

Por Claudio Martínez / Raúl Soriano

2013-11-29 3:35:00

El uruguayo Alejandro Curbelo se suma a la lista de los entrenadores que salen abruptamente del Alianza, confirmando la fama de Lisandro Pohl, presidente del club, como auténtico triturador de entrenadores: Ya son 15 técnicos los que pasaron por el club albo desde que el empresario tomó el equipo, a mitad de 2008. Todavía está lejos del récord de Maurizio Zamperini, el empresario italiano dueño del Palermo antes propietario del Venezia, que en 25 años en el fútbol lleva despedidos 52 entrenadores (el último, Genaro Gattuso, en septiembre). Sin embargo, Pohl parece un buen aprendiz, y sus 14 técnicos en 6 años le abren un curioso panorama: a este ritmo, si continúa 25 años, llegaría a 58.

Desde que Pohl asumió la presidencia del Alianza, el banquillo blanco se convirtió en una especie de silla eléctrica, donde casi ningún entrenador pudo lograr continuidad, ya sea por malos resultados o por diferencias irreconciliables con Don Lisandro. La queja más escuchada por algunos de los técnicos es que “Lisandro se mete demasiado en temas futbolísticos”.

La primera víctima fue el argentino Pablo Centrone, quien fue despedido tras dos derrotas consecutivas, dejando el equipo en… la segunda posición. “Al final no se trata de si el equipo ganaba o no, sino de que venía jugando mal”, dijo el presidente. Centrone, en cambio, explicó: “Pohl quería armarme el equipo”.

El segundo invitado al banquillo fue el uruguayo Carlos Jurado, de gran trayectoria en Guatemala, que venía con respaldo extra: su auxiliar era Alejandro Curbelo, uno de los últimos ídolos del club. Sin embargo, nada de eso sirvió, el equipo solo logró una victoria en 14 partidos y quedó en zona de descenso cuando Pohl decidió dar otro golpe de timón: le rescindió el contrato.

De Europa

Entonces llegó un europeo, un lujo para estos lugares. Alianza trajo a Carlos García Cantarero como bombero. El español, que dirigió al Atlético de Madrid y se jactaba de ser el que hizo debutar al Niño Torres en Primera, apenas asumir, dio una nota al periódico “As” donde dijo: “Dirijo al Real Madrid salvadoreño y confío salvarlo del descenso”. Lo logró a medias. Alianza acabó noveno en la general y disputaría la permanencia en el repechaje, pero Pohl decidió quitarlo antes de esa serie ante AFI-El Roble.

Para esa delicada repesca, donde Alianza corría riesgo de descender, Pohl se encomendó por primera vez a un técnico nacional: Nelson Ancheta. Éste le respondió, salvaron la categoría, pero el entrenador no duró mucho más. Ante la primera crisis de resultados, Ancheta fue obligado a dejar su cargo. Además, el presidente también despidió a otro referente: el capitán Ramiro Carballo.

El siguiente en la fila de la guillotina fue Miguel Soriano, precisamente el auxiliar de Ancheta, quien tuvo un paso muy poco feliz por el Alianza. En sus 7 partidos, solo empató 2 y perdió los otros 5. Por eso Pohl decidió volver a lo importado y recurrió a Milos Miljanic, un viejo amigo que voló desde Belgrado para apagar el fuego. Lo consiguió, y estuvo cerca de ser campeón, pero la definición por penales ante Metapán en la final lo dejó con las manos vacías.

Buenos tiempos

Tras 48 partidos ?todo un récord de continuidad para la era Pohl-, Miljanic deja al Alianza en un momento en que el equipo no pasaba su mejor momento (derrota 4-1 ante Metapán), pero aún estaba en zona de clasificación. No fue despido. El serbio renunció aduciendo problemas personales y la necesidad de viajar urgente a su país.

En su reemplazado llegó Roberto Gamarra, un técnico de personalidad muy fuerte y con el que Pohl chocó mucho. Sin embargo, de la mano del argentino, el Alianza logró el único título en la gestión de Don Lisandro. Pero la alegría duró poco, y tiempo después el Toto renunció a su cargo. “Pohl jodía mucho… Quería una línea de cuatro porque quería que metiera a un jugador. No diré quién era ese futbolista para no herir susceptibilidades, pero cuando lo puse me fue horrible”, dijo.

Ante el sorpresivo portazo de Gamarra, Pohl decidió contratar a Vladan Vicevic en un intento por recrear aquella sociedad presidente-entrenador que en 2006 hizo que consiguieran un título en Águila. Mientras el serbio volaba a El Salvador, el banquillo albo fue ocupado interinamente por Leonel Cárcamo Batres en una ocasión. En fin, Vladan Vicevic no fue la solución y al cabo de 15 partidos (apenas tres victorias), presentó su renuncia de forma irrevocable.

Una vez más se apeló a Cárcamo Batres, ahora confirmado como entrenador principal, pero los malos resultados le dieron poco margen: cuatro partidos, y otra vez crisis, y otro cambio de entrenador. En febrero de 2012, Pohl contrata a un hombre con experiencia y con mucha gloria en Alianza: Juan Ramón Paredes. Sin embargo, dos meses después, el Alianza bajó al último lugar de la tabla y Paredes se convirtió en un desempleado más.

Con la llegada de Ramiro Cepeda pareció volver la calma, ya que con el argentino hubo continuidad en el banquillo y se llegó a la final. Esa vez Alianza perdió ?otra vez- con Metapán por penales, un juego recordado por los albos porque Joel Aguilar no sancionó un supuesto penal a favor de los blancos. Cepeda llegó a otra semifinal en el torneo siguiente, pero se quedó sin final porque igualó con Firpo (mejor ubicado en la fase regular) en el global y avanzaron los pamperos. Por eso, Pohl decidió no renovarle y apostó nuevamente por Milos Miljanic.

Otra vez Milos

La segunda venida de Milos fue insípida, quizás condicionada por las ausencias por los suspendidos que tuvo Alianza. El equipo no convencía, pero la misma irregularidad de todos lo hizo mantenerse siempre entre los primeros cuatro. Su marcha la marcó el 6-0 ante Juventud Independiente. Si bien Pohl dijo que quitaría jugadores y no al entrenador, al final acabó renunciando el técnico.

Entonces surgió el nombre de Juan Andrés Sarulyte para acabar el torneo. Si bien el Alianza seguía en zona de clasificación, la crisis anímica y de resultados no fue fácil de frenar. Se consiguió con el 4-2 ante Firpo en la última fecha -cortando una racha de 7 partidos sin ganar-, pero la derrota en el desempate ante Metapán- sin duda el gran verdugo en la era Pohl-, acabó con todas la ilusiones y con Juan Andrés Sarulyte, la última víctima del banquillo blanco, quien tenía atada su continuidad a la suerte del equipo. Curiosamente también el que acabó con el ciclo de Alejandro Curbelo en el club. La derrota ante el equipo calero fue el detonante de la salida del uruguayo, que en 27 partidos logró el 49% de los puntos. Casi un año duró Curbelo, lo que lo convierte en el tercer entrenador de la era Pohl con más continuidad en el club albo, solo superado por Milos Miljanic (48 juegos en su primer ciclo) y Ramiro Cepeda (41 partidos).   

¿Es cuestión de entrenadores el problema de Alianza? Uno tendería a pensar que si Sir Alex Ferguson alguna vez hubiese llegado a dirigir al Alianza, probablemente no habría durado 27 años, sino apenas 6 meses.