Y el cuento se acabó

GUATEMALA. Pesadilla. Cero puntos, tercera derrota, cero clasificación. La Sub 17 terminó con las manos vacías en la que era su última oportunidad para sustentar su esperanza de uno de los tres boletos en juego al Premundial de Panamá 2013. Volvió a caer (1-3), esta vez ante Costa Rica, y colocó el fin a su cuento de sueños colmado de frustraciones.

La Azulita no supo aguantar su ventaja, gracias al gol de Óscar Acevedo (60?), y sobre el final se dejó sorprender, sin que los ticos fueran superiores, y se desmoronó para cederle el triunfo al rival y terminar con las manos vacías.

Más enchufado que los ticos, con presión y con convicción de que era el juego “de sus vidas”, los juveniles dominaron. Hicieron su juego, presionando, tocando seguro en todos los sectores.

Pero Costa Rica primero conoció, y se metió al juego salvadoreño, para después permitir que se acomodara, le cedió espacios y, sin ser más, al final lo superó en goles.

Sólo al minuto seis, esos espacios dejaron que Tonatiu Escobar corriera por derecha, se incorporara en ataque y asistiera a Abelardo Escobar, quien no llegó al balón en profundidad y perdió una ocasión clara.

Después, los ticos invirtieron la cara de la situación, al permitirse estudiar a los criollos y abrir camino en ataque. Un pelotazo en contragolpe (al 8?), de Andrés Mendoza a marco de César Jerez, fue el primer aviso de que los ticos sabían por dónde meterse.

Sería al 20?, una prolongación de Berny Burke que haría que los juveniles se tomaran la cabeza con las manos, cuando el balón pasó por toda la línea del arco de Jerez, muy cerca de ingresar y de convertirse en el descuento tico.

El partido tomó calor en el medio, Acevedo y Jaime Amaya rotaban posiciones; y era Mario Jacobo quien reventó todos los balones atrás y salvó de las peligrosas. Era lo mejor de los salvadoreños.

El esfuerzo de Tonatiu y Luna se perdieron en ataque, el entusiasmo del arranque ya no valía, sobre todo porque las pelotas no fluyeron más al área. Esto dejó en el papel como único en punta a Luna, al retrasarse Totaniu, lo cual hacía más difícil la concreción del primero.

Pero cuando los ticos perdieron la concentración, regalaron balones que El Salvador no consiguió recuperar o aguantar, para definir. Las incorporaciones de la pareja de centrales, Julio Sibrián y el capitán de la Azulita, Mario Jacobo, permitió ganar balones arriba, y salir a la luz el nerviosismo tico por neutralizarlos.

De la alegría al llanto
El técnico Rugamas volvió a recurrir a la velocidad, por derecha, de Melvin González, y lo mandó al campo en la búsqueda de proyección. Pero Costa Rica no cesó de inquietar y mantuvo la presión, en la que Gabriel Soriano supo responder en la contención.
Después, la apuesta fue hacer ingresar a Diego Chávez, como revulsivo por costado derecho, haciendo cambiar de banda a González y subiendo a Josué Chegüen.
De ese cambio de dinámica, salió el tanto que provocó felicidad al banco cuscatleco. Al 60?, Acevedo se incorporó por derecha, mandó disparo elevado que se metió de “globito” y colocó el 1-0.
Tras la anotación, el seleccionado tico no se cerró. El desgaste físico se dejó ver en los cuscatlecos, que batallaron con un Costa Rica que encaró. Pero por tercera ocasión en el torneo, un penal mató a los criollos. Una falta de Melvin sobre Fabricio Rosales terminó en sentencia máxima. Llegó, al 84?, Rory Rivera y colocó el empate.
No perdió el control Costa Rica y, a cuatro del final, una incorporación por derecha de Burke terminó en disparo al fondo de la red (1-2), que mató la última posibilidad salvadoreña de clasificar.
Fue la despedida de una ilusión. Una película juvenil que comenzó mal, y terminó en un drama para el olvido.