SAN SALVADOR. El sueño llegó anoche a su fin en el estadio Cuscatlán. Lo que se imaginaba una fiesta en la previa terminó en una enorme desilusión. Aún queda alguna posibilidad matemática pero todo indica que el martes, cuando El Salvador visite a México y Costa Rica reciba a Guyana, se definirá la eliminación de la Selecta. También hay una realidad que duele y mucho: la Selecta apenas ganó un punto de nueve en el Cuscatlán. Y en las eliminatorias, donde el punto uno es hacerse fuerte de local, la Azul nunca pudo responder.
El clima era ideal, las tribunas estallaban desde hacía un par de horas. El país estaba en el Cuscatlán a pesar de que en el Coloso solo entraron 35 mil personas.
Sorpresas en la formación inicial que presentó el Cuate. Fito de entrada, Isidro Gutiérrez como lateral derecho, Purdy en la banca y Dennis como único contención.
De movida, el primer susto para Keylor Navas. Un desborde de Osael al que no llegó Jaime Alas en el área chica. Era el mejor comienzo. Sin embargo, Costa Rica empezó a adueñarse de a poco de la mitad de la cancha. Por los pies de Bryan Ruiz pasaban las jugadas más claras. Su control de pelota, panorama y pases al vacío complicaron. Cuando se ajustaban las marcas sobre el hombre del Fulham inglés, el fútbol tico se perdía en la mitad de la cancha y no preocupaba.
Pinto habló en la previa de que presentaría un equipo ofensivo. No fue así, su esquema fue netamente defensivo. Puso casi una línea de cinco atrás junto a dos volantes de contención que no le perdían la mirada ni el paso al Cheyo.
Si hay algo que nadie le puede recriminar a Fito es su confianza. Era su primer partido de titular en 11 meses y decidió a encarar con todo a la numerosa defensa tica. En la primera le salió un remate con rebote que controló Navas. En la segunda, le ganó a dos en velocidad y lo terminaron bajando al borde del área. El tiro libre de Cheyo se fue por arriba del travesaño.
Duró poco la dupla Fito y Burgos. El delantero que está en Hungría debió salir en el 20?. Nelson Bonilla fue su reemplazante. Y Fito estuvo a punto de seguirlo a los vestuarios. El “Fito Fito” que bajó desde las tribuna quizás lo animó a seguir. En ese momento flotó el gran interrogante: ¿estaba para jugar de titular?
El cambio de Burgos y el resentimiento de Fito, que en cada jugada se tocaba la pierna y mostraba gestos de dolor, pareció haberse sentido en el aspecto anímico. El Salvador perdió presión e ideas. Y llegó a los 30 el baldazo de agua fría. Un remate cruzado de Cubero se fue a la red.
Golpeados
El mejor momento de la Selecta había pasado. Inclusive, Costa Rica estuvo cerca del segundo con una tijera del propio Cubero que se fue por arriba. Pero la Azul perdió la conexión en la mitad de la cancha: Cheyo, Osael y Jaime pocas veces pudieron triangular. Así se empezó a abusar de los pelotazos, generalmente ganados por los defensores ticos.
Los visitantes también se dedicaron a perder el tiempo. Ante cada roce se terminaban tirando y enfriando una caldera que fue perdiendo fuego con el transcurrir de los minutos.
Una pequeña esperanza surgió cuando empezó la segunda mitad. Quizá en esos 15 minutos se vio el mejor fútbol que logró entregar la Selecta anoche. Fue cuando Cheyo pidió la pelota, cuando Fito volvió a preocupar y Jaime intentó desnivelar por izquierda. Costa Rica se defendía como podía, eso sí con mucho amor propio, y sacaba la pelota del fondo como podía. No le pidan buen fútbol tampoco a este equipo de Pinto.
El cambio obligado del Pibe Bautista por Fito Zelaya terminó de herir el juego de la Selecta. Y la contra empezó a lastimar cada vez más. Dago cumplió al salvar dos mano a mano.
El Pibe tuvo un cabezazo solo que no supo aprovechar y el partido se fue desdibujando entre la impotencia y las expulsiones del Cheyo y Pacheco. Al final fue muy poco el fútbol que presentó la Azul.
Entre Israel y Castillo como técnicos la Selecta cumplió un pobrísimo papel en el Cusca. Será cuestión quizás de admitir que no haya equipo para competir a este nivel y, una vez más habrá que apostar al futuro… Palabras repetidas hace tiempo en El Salvador pero que adquieren otra trascendencia cuando se piensa en el buen papel de la reciente Sub-23. Eso sí, m mientras no haya fuerzas básicas en los clubes será difícil una mejoría real hacia el futuro.
Estar en la hexagonal se parece ahora más a un milagro que a una realidad futbolística. Sólo queda esperar el martes y rezar…