16 de Septiembre del 2006 / El Diario De Hoy
El ranking de la FIFA no es la Biblia y no siempre refleja la realidad de las selecciones. Sin embargo, el hecho de que El Salvador aparezca en el puesto 158 ? el peor en toda su historia ? no admite demasiadas discusiones.
Eso quiere decir que hay 157 países mejores, entre ellos Vietnam, India, Bangladesh y Namibia. Se supone que los mejores 32 van al mundial, por lo que para que el equipo nacional pueda asistir a Sudáfrica 2010 debería ocurrir poco menos que un milagro.
En caso de que la FIFA decida castigar ? no importa los motivos ? y dejar sin Copa Mundo a los primeros 32, tampoco habría lugar para la selecta. Aun así la entidad madre del futbol se volviera loca y decidiera sancionar a las 64 siguientes federaciones, igual el equipo nacional no tendría cabida. Ejemplo, tan exagerado como cruel, sirve para reflejar el pésimo momento que atraviesa el futbol salvadoreño.
¿Cuál es el problema? El problema es que no hay un problema, sino varios. Y todos los que intentan abordar el tema terminan siendo absorbidos por el sistema. Así para directivos, entrenadores, jugadores… y cada vez va empeorando.
Clubes Fantasmas
A pesar de que la mayoría de los clubes lleva por nombre Club Deportivo ? caso Águila y FAS ? , en El Salvador casi no hay clubes de futbol, solo equipos. Los verdaderos clubes tienen socios, sede social, estadios propios y divisiones inferiores. Todo eso hace que en El Salvador no haya jugadores de categoría internacional.
En cualquier parte del mundo civilizado, los encargados de formar a los jugadores son los clubes a través de sus fuerzas básicas. De allí se nutren las diferentes selecciones. Aquí en cambio, parece que todo tiene que resolverlo la federación. Desde que Rodrigo Calvo, actual presidente de la FESFUT, lanzo su candidatura, apuntaba a eso: “lo importante es trabajar en las bases. Ahí está nuestro futuro”, afirmaba.
Gregorio Bundio, entrenador que clasificó a la selección al Mundial de México 1970, fue claro: “eso de los clubes son mentiras, aquí hay equipos de futbol. Los dirigentes no se quieren organizar. Le tienen miedo a la masa asociada, a los estatutos, a las memorias y balances.”
La infraestructura es otra asignatura pendiente. Salvo los estadios Cuscatlán y Mágico González, el resto no cuenta con las condiciones mínimas que exige el futbol profesional. “Los estadios son deprimentes. Yo estuve afuera del país por 17 años y cuando volví estaban igual que antes”, reflexionó alguna vez Jaime Rodríguez, hoy coordinador de selecciones.
En este país, los clubes tampoco tienen ninguna intención de tener semillero. Van a lo seguro (o a lo que parece más seguro): gastar el poco dinero que tienen en contratar futbolistas extranjeros, muchos de escaso nivel, a quienes traen sin ni siquiera haberlos visto jugar. Se fían por los comentarios de algún contratista y tienen la ventaja de que si después no les gustan, se deshacen del contrato sin problemas. Se aprovechan de que no hay una ley que proteja al futbolista y con el simple ? y totalmente opinable ? argumento del “bajo rendimiento” los mandan a la calle.
La mayoría ven las fuerzas básicas como un gasto innecesario en vez de una inversión. Nadie sospecha que un buen proyecto de futbolistas que caiga en manos idóneas solo puede darle a un club ? perdón, a un equipo ? enormes satisfacciones futbolísticas sino también económicas. Hay cientos de ejemplos, pero uno a tener en cuenta es el del argentino Sergio Aguero, de 18 años, al que Independiente vendió por 28 millones de dólares. Si, 28 millones de dólares que ingresaron a la institución por un muchacho hecho en sus divisiones inferiores.
Probablemente nadie pague esa cifra por un salvadoreño hoy, pero si algún club alguna vez apostara por la formación de jugadores en un futuro se llevara una gran recompensa. Pero claro, casi nadie piensa en el largo plazo. Lo importante es ganar el domingo.
En lo que todos coinciden es que hay gente con talento. Lo dicen los entrenadores nacionales y lo han reafirmado extranjeros como Abelardo Carabelli, del proyecto FESA, Carlos Cavagnaro, Carlos De Los Cobos y Julio Asad.
Sin bases ni competencias
Los equipos son los grandes culpables de que no haya jugadores de nivel, porque fue la Primera División la que decidió, en una idea que no va contra la naturaleza propia del fútbol: suprimir los torneos de reserva. Allí, en esa categoría asesinada vaya a saber con qué intención, se suponía que jugarían los jóvenes salvadoreños en su escala previa a la Primera. Igual que como ocurre en el primer mundo.
Allí se habitúan a jugar semana a semana en los mismos escenarios que los mayores y con la presión del público. Todos ganan: los muchachos llegan fogueados y el espectador tiene un partido extra por el mismo dinero y empieza a familiarizarse con los jóvenes, a los que pronto ? si es que observa algún buen valor ? empezará a pedir para el equipo de Primera. Pero la promesa siempre latente de que las reservas volverán no deja de ser una falsa alarma. Es demasiado trabajo para los clubes, quienes no harán nada hasta que la Federación Salvadoreña de Futbol se deje de amagues y les obligue. El regreso de las reservas no es la solución, apenas es el primer paso.
Alguien se pregunto como hacen los otros países para formar jugadores? En Argentina y Brasil, por ejemplo, los futbolistas entran a un club ? llámese River, Boca, Flamengo o Gremio ? con 9 años en Novena y ascienden hasta llegar ? solo los más talentosos y los más tenaces ? hasta la Primera División, donde les hacen su primer contrato. Algo parecido ocurre en Europa. En México van más allá: obligan a los equipos de Primera a que al menos dos juveniles superen los 900 minutos de campo a lo largo de todo un campeonato o de lo contrario los sancionan quitándoles puntos.
En El Salvador, en cambio, los equipos se nutren de donde sea, pero en general lo hacen de jugadores ya experimentados. No es extraño escuchar de la voz de algún gerente donde se convoca a cualquier tipo de futbolistas a que lleguen a probarse. Si tienen un día bueno, quizás queden…
Como los equipos de Primera le dan la espalda a la formación, ésta termina recayendo en la Federación de Futbol (FESFUT), en las numerosas escuelas de futbol y en el proyecto Futbolistas Integral de FESA, que deberían ser antes complementarios. El problema luego es que es más difícil el salto a la Primera División. Lo mismo sucede con algunos buenos elementos de la Sub-17 o Sub-20 que no tienen espacio en ningún equipo y terminan perdiéndose o se pasan un año sin jugar. Hace unos días, CLIMA y FESA firmaron un acuerdo por el cual varios equipos de la fundación jugarán como preliminar de los de Primera. Una excelente iniciativa, y también una muestra más de que FESA está haciendo el trabajo que deberían hacer los equipos de futbol.
Fracaso de exportación
El fiel reflejo del fracaso de esa política existente es que después de muchos años, no hay ni un solo salvadoreño jugando en una liga extranjera. El panorama era oscuro, pero siempre estuvo la MLS ? ávida de algún cuscatleco que funcione como imán de la generosa afición salvadoreña en Los Estados Unidos ? para maquillar ese déficit.
Pero ahora ya ni eso. Desde que Ronald Cerritos regreso al San Salvador, no quedo nadie afuera. Otro síntoma de que algo no funciona: en la época en que Jorge González o Norberto Huezo jugaban en España era más difícil llegar, pues solo había dos plazas para extranjeros.
Juan Ramón Paredes, un tipo que dice las cosas de frente, hizo una cruda radiografía el día que fue despedido de su cargo de seleccionador en septiembre del 2004. “El fútbol salvadoreño es insalvable. Los jugadores no son capaces de hacer tres pases seguidos bien, y eso es porque a nivel de clubes no se logra.”
Para Eliseo Quintanilla, quien jugó en el Washington D.C. United, la justificación es lógica: “Si no hay una buena Selección o si esta no juega, no existe manera de que los futbolistas se destaquen y puedan ser vistos afuera.”
Mal en todo
Los constantes tropiezos de la selección, en todas sus variantes, también tiene que ver con la realidad de los clubes. ¿Por qué exigirle a la selección que gane si los clubes pierden cada vez que cruzan las fronteras? ¿Cuánto hace que un equipo salvadoreño no llega a una instancia decisiva de La Copa de Campeones de la CONCACAF? La máxima aspiración de los clubes es conseguir algún amistoso en Los Estados Unidos por el que reciben algunos dólares que ayuden a mitigar sus débiles economías.
Aunque claro, salvo excepciones, van con planteles diezmados ? porque no es tan fácil conseguir visas después que algunos aprovecharon la excursión para quedarse a residir en ese país- y en muchos casos no completan los once y tienen que reforzarse con alguno que pase por ahí. Así, el futbol salvadoreño va perdiendo crédito.
Todo eso no hizo otra cosa que bajar la autoestima del jugador cuscatleco, que muchas veces entra derrotado al campo de juego. “Tenemos que cambiar esa mentalidad”, ha afirmado De Los Cobos en varias ocasiones. En ese sentido, los últimos cuatro años han sido patéticos. No se clasificó para los mundiales Sub-17, Sub-20, ni el mayor. Tampoco para los Juegos Olímpicos ni para la Copa de Oro 2005. Ni siquiera se pudo refrendar esa gloriosa medalla de oro del 2002 en los Centroamericanos y del Caribe en Cartagena. Es más, para clasificar hubo que sufrir e incluso se perdió un partido con Belice, algo que nunca antes había ocurrido.
Además, si se piensa que muchas veces afrontar los compromisos internacionales sin ningún tipo de preparación, los resultados rozan la catástrofe. El último juego de la gestión anterior (0-3 ante Paraguay en Ciudad del Este) y el primero de esta (0-2 con Honduras en Tegucigalpa) lo afirmaron.
Se supone que la llegada de Carlos De Los Cobos acabaran con esas improvisaciones, aunque para eso primero deberán quedar limadas todas asperezas entre Primera División y Federación, de manera que esa puja que existió por años sobre la cesión de los futbolistas no termine transformándose en un nuevo boicot. Los clubes, que son los que pagan el salario de los jugadores, pretenden que la Federación se haga cargo del sueldo ? o al menos una parte ? de los seleccionados, algo que no tiene antecedentes en el futbol del primer mundo.
Y les cuesta entender que si un jugador brilla en su selección, las oportunidades de que sea transferido aumentan considerablemente. En Brasil, por ejemplo, cada vez que un club les convocan a un jugador a la selección saltan de alegría. Ese mismo jugador, llámese Marcelo o Mineiro, no solo ponerse la camisa y triplica su cotización en el mercado de pases.
Aquí, en cambio, un llamado a la Selecta solo motiva problemas o, en el mejor de los casos, indiferencias. Claro, se trata de un equipo que hace dos años que no gana un partido, que lleva más de 16 meses sin convertir un gol y que pasa inactivo la mayor parte del año.
El reto de Carlos De Los Cobos
El mexicano Carlos De Los Cobos conoce lo suficiente el fútbol salvadoreño para saber cómo entrarle, sin embargo, su trabajo ? mas allá de observar jugadores, seleccionar los mejores, motivarlos e impartirles la táctica más adecuada ? será la de resistir. El ya dijo que cimentara su trabajo en las bases, en los más jóvenes, y apostará al futuro.
Sin embargo, sin caer en el pesimismo, todo hace suponer que su selección perderá más partidos de los que ganará, sobre todo en el comienzo. Y por más que caiga contra equipos que en teoría son superiores, eso genera enfados y pedirán a grito su cabeza: de la afición, que es indiferente cuando juega el equipo nacional pero impiadosa cuando pierde, y también de gran parte del periodismo. Tarde o temprano le ocurrirá, por más que consiga algunos resultados. A nadie le importara si está formando jugadores para el futuro.
Al propio Paredes le sucedió a pesar de que ganó la medalla de oro en los Centroamericanos y del Caribe y que luego venció a México 2-1 en Los Ángeles. Perdió un par de partidos amistosos con Guatemala y Honduras y nadie se quedó en paz hasta que fue despedido. Si con Carlos Cavagnaro, su sucesor tras el interinato de Contreras Palma, no pasó lo mismo fue porque a penas dirigió dos partidos y luego estuvo cinco meses esperando que le prestaran los jugadores o que apareciera un juego amistoso. No se dieron ninguna de las dos cosas.
En la capacidad de resistencia de De Los Cobos está el futuro de El Salvador. Se necesita que sea fuerte y que tenga personalidad, pero igual será muy dificil. Tendrá que acostumbrarse a que lo insulten y lo cuestionen , incluso a que le hagan un sitio internet pidiéndole que tome el primer avión a Monterrey.
El problema es que el mexicano es un caballero y cuando vea que su presencia genera discordia, ofrecerá dar un paso al costado. No porque le tenga miedo al compromiso o quiera esquivar el desafío, simplemente lo hará para descomprimir la situación y aliviar tensiones en la Federación. Entonces nombrarán a otro entrenador, nacerá otra ilusión y el círculo vicioso volverá a retroalimentarse. .