Rubén Israel volvió a poner el dedo en la llaga del fútbol nacional, como muchos otros lo han repetido cada vez que llegan a hacerse cargo de la Selección Nacional. Cuando llegó a El Salvador, dijo el técnico de la selección, encontró jugadores de 21 años o más sin ninguna base de formación. Lo mismo que repitió Carlos De los Cobos, Carlos Cavagnaro, Aníbal Ruiz, etc. Triste, pero cierto.
Llevamos años tirándonos la pelota en eso de la formación de jugadores. Que si le toca a la Federación, por medio de las Adfas, que si le toca a los clubes, la verdad es que, mientras tanto, no pasa nada. Y el fútbol nacional sigue durmiendo el sueño de los justos.
Quizás le falta visión a nuestros dirigentes de que el fútbol dejó de ser un mero deporte y se convirtió, tal vez, en negocio, industria, etc. Ya lo dijo Joseph Blatter, el presidente de la FIFA, hace unos años “el fútbol dejó de ser un deporte y pasó a ser algo más”. Más claro, imposible.
Acá en nuestro país aún se ve el fútbol como el feudo del “rico” del pueblo. De quien se mete la mano a la bolsa. Y aún así osan llamarse clubes. Nada que ver, señores. El fútbol actual ya no necesita del “señor” que se saque el dinero, necesita de administradores que entiendan que lo invertido en un muchacho puede significar ganancias para sacar otros jóvenes y así ir generando ganancias para el desarrollo no sólo de los clubes, sino del fútbol en general y del futbolista mismo.
No señores, no es difícil. Fesa y otros iniciaron ya por ese camino. Sólo es cuestión de voluntad y visión futurista. De sacarnos ese germén cortoplacista, provincial. Talento hay. No por gusto el éxodo actual de jugadores, aún, como dice Israel, sin la formación adecuada. Una pregunta ¿Y qué tal si la tuvieran? Se vale soñar, dice alguien por ahí.