El Barcelona comenzó el partido presionando como le caractreiza su juego para llegar lo más pronto posible al gol; el destino le deparaba a Leo Messi otro tanto más para totalizar 87 goles en un año calendario.
El Córdoba y el Eibar eran hasta hoy los únicos equipos presentes en la Copa del Rey de la Liga Adelante (2°división de España).
El equipo verdiblanco presionó mucho al Barcelona en la primera parte, mas Leo Messi anotaría el 0-1 a los once minutos del encuentro con un martillito que rozó el fallo.
De ahí en adelante el partido fue muy rocoso para el conjunto que dirige Tito Vilanova, el Córdoba se encargó de presionar mucho en la marca, apretó la tuercas en la media y atragantó mucho al cuadro balugrana en el traslado del balón sobre todo cuando Xavi no encontraba ningún carrilero en terreno rival.
Los arrestos físicos de los locales contrastaban con un Barcelona que buscaba con paciencia y hasta con mucha relajación un toque a ras de césped que garantizara una llegada limpia y serena a campo contrario, como si tratara de no jugarse el físico ante un rival en el papel inferior, y bueno, también inferior en el luminoso durante toda la primera parte.
Los locales sólo gozaron de una ocasión clara que terminó siendo un tanto invalidado a Renella por un fuera de juego muy discutido, con seguridad la no anulación del tanto hubiera respresentado un esfuerzo mayor de los culé.
Córdoba presionaba juntando su última líne de cuatro hasta los confines de la mediacancha, interesante propuesta para un equipo chico y con diposición de entregarse todo en la cancha lejos de se un espectador común y corriente como muchos otros equipos que se conforman con despejar cualquier avance azulgrana y encontrar en al azar la generosidad en el marcador.
Los avances del equipo local fueron muy desesperados en el último pincelazo, siempre daban la impresión de estar má cerca hasta que en el toque más trascendental antes de cualquier pase a la red fuera capturado por algún defensa o el mismo Pinto.
Al inicio del segundo tiempo el dicurso de juego fuerte y codos arriba siguió por parte del Córdoba, claro, sin tener claridad para ir hacia el frente los once locales se hundían el el incienso de pases de la media blaugrana.
Pedro tuvo la primera oportunidad de la segunda parte con un remate incómodo de zurda, su disparo se fue muy cerca del vértice izquierdo defendido por el arquero Saizar.
Al inicio del segundo tiempo el dicurso de juego fuerte y codos arriba siguió por parte del Córdoba, claro, sin tener claridad para ir hacia el frente los once locales se hundían el el incienso de pases de la media blaugrana.
Pedro tuvo la primera oportunidad de la segunda parte con un remate incómodo de zurda, su disparo se fue muy cerca del vértice izquierdo defendido por el arquero Saizar.
Alexis Sánchez entró por Pedro en el minuto 65 para cambiarle la cara a un Barcelona con pinta de cansancio y de querer cumplir elpartido como un mero trámite, parecía que el sonido de la playa y el calor se escurría entre los pensamientos de los culés que trataron en los primeros 15 minutos de la segunda parte dejar claro que la relajación no sería al final una falta grave que atropellara el luminoso.
Una salida impresionante con madera de Beckenbauer estuvo a punto de coronar un recorrido increíble de Gerard Piqué sino fuera por que Messi falló el tanto ante una salida espléndida del arquero Saizar. La notable jugada despegó sin dudas cualquier párpado testigo del encuentro trabado por la pantalla chica.
A los 74 minutos sobrevino el gol que había despreciado Leo Messi minutos antes, uan triangulación larguísima donde las fronteras geométricas se ensancharon para darle el mayor tránsito al balón y la precisión para una recepción cómoda en cada pase hasta culminar el último del crack argentino justo frente a la red.
Las entradas violentas seguían siendo el aire que respirar en el campo del Córdoba, si no les habían pegado a todos era por que Pinto se había privilegiado de no chocar aún; Dani Alves fue sustituido al 77 por Montoya, con esto, Tito evitó una mayor sorpresa retirando al carioca.
Otra descolgada endiablada del Leo por el pasillo central estuvo a punto de ser un hat-trick de no ser por el despeje deseperado de la última línea cordobesa. El libreto de puntapiés del Córdoba había sido abandonado, el cansancio empezó a apoderarse de los once boxeadores y se dedicaron a deambular como en el amanecer de los muertos vivientes, nadie se entendía, todos caminaban por ahí y poco a poco pareció que la desesperación era canjeada por resignación e ingenuidad, maquillaje importante para suavizar un rostro mostrado por un equipo carente de ideas y de un juego capaz de deparar algo diferente.
El número 87 del Pulga en el año
Y el número 88