¿La estrella es el atleta?

El deporte no ha sido nunca prioridad en el país. Sin embargo, durante su historia reciente, hubo esfuerzos privados y de Estado que permitieron cierto desarrollo y una explosión positiva en resultados inimaginables en el pasado.

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Juan de Dios Castillo no ha tenido el tiempo suficiente para preparar a la selección

Por César Najarro / deportes@eldiariodehoy.com

2012-08-29 1:29:21

El deporte no ha sido nunca prioridad en el país. Sin embargo, durante su historia reciente, hubo esfuerzos privados y de Estado que permitieron cierto desarrollo y una explosión positiva en resultados inimaginables en el pasado. La apuesta por la infraestructura, por entrenadores extranjeros y nacionales calificados, por mejorar la imagen del país fue baluarte de la gestión de Enrique Molins al frente del Instituto Nacional de los Deportes (INDES).
 
De la mano, hubo apoyo fuerte de la empresa privada y, sobre todo, un compromiso de nación. Por ejemplo, para desarrollar los Juegos C.A. y Caribe de 2002, el Estado hizo préstamos por 75 millones de dólares. Bajo ese marco y con esa visión, se establecieron una serie de proyectos y apuestas concretas. Unas cuajaron más, otras menos. Pero, en términos generales, El Salvador comenzó a tener atletas que se codeaban con la elite, gente como Eva María Dimas, Jorge Jiménez, Evelyn García, Luisa Maida, entre otros.
 
El resultado, El Salvador fue noveno en los Juegos de 2002. Hay que hacer notar un punto, no vino Cuba por razones políticas. En esa época más que ahora, era el rey del evento. Aún así, obtener 8 medallas de oro, incluida la del fútbol cuando se derrotó a México, 21 de plata y 32 de bronce para un total de 61 preseas fue algo planificado, trabajado, un logro, un éxito.
 
Dentro de toda esa coyuntura, previamente la Federación de remo llegó a un acuerdo con el Ministerio de Trabajo para utilizar unas instalaciones en el Centro Obrero del Lago de Coatepeque, que finalmente fue sede del deporte para el evento. El acuerdo se realizó entre Molins y el entonces titular del Ministerio, Jorge Nieto. Molins en su calidad de presidente del Indes, ya que la Federación no contaba para entonces con personería jurídica. Este, como cualquier otro acuerdo entre funcionarios públicos fue legal hasta que diez años más tarde “se dio cuenta” el Ministerio que no lo era, aduciendo que aunque hay firma no se llevó nunca a consejo de Ministerios ni a la Asamblea Legislativa. Cabe recordar que el como dato fue de un terreno del cual no se obtenía lucro, algo que sí prohibe la ley.
 
Poco más de una década después, remo tiene que irse de la que fue una de sus dos casas (la otra, en el Club Salvadoreño, en Ilopango, de carácter privado), de donde hace poco más de un año 70 jóvenes atletas se preparaban y entrenaban.
 
Bajo la actual administración de Indes, se estableció como lema “La estrella es el atleta”. Paralelamente, se giró una política desde el Estado que repitió el Indes, una de austeridad, una que si bien correspondía a la precariedad económicas de El Salvador y a la coyuntura de la crisis mundial no era coherente con el mensaje dado desde las autoridades de Indes.
 
¿Cómo es la estrella el atleta si se le quita hasta dónde entrenar?
 
El Indes ha manejado un doble discurso. La estrella es el atleta, pero, a la vez, ha intentando, con errores más, con errores menos, cumplir con la política deportiva nacional, una en la que el deporte fuera, antes que nada, más democrático, más inclusivo, con más visión de género y menos marginación.
 
Bajo esa bandera, que suena bien y que pretendía cumplir con la ley, se recortaron una serie de ayudas a atletas que venían destacando. Algunos recortes, sin duda justificados ante malas prácticas dentro de las federaciones o ciertos atletas que en su momento el Indes informó a la Asamblea Legislativa, cuando se le cuestionó las formas. Otras acciones de este tipo, simplemente fueron minas, bombas de tiempo para deteriorar más el deporte nacional.
 
Ese doble discurso es el que no entiendo. Si en el pasado se llegó a un acuerdo en pro del deporte como en el caso de remo, ¿por qué no se respeta? ¿Acaso no es con proyectos a largo plazo como en realidad se pueden obtener resultados? ¿Acaso no es el atleta la estrella? ¿Acaso no es al atleta que se está afectando?
 
Entiendo que el Ministerio quiera remodelar y ocupar la zona del Centro Obrero que tenía tirada. Pero no entiendo cómo una Institución del estado afecta a otra, al Indes, a una de sus federaciones afiliadas, a los deportistas en los que también invierte el estado, en los que invertimos todos los salvadoreños. En otras palabras, la casa que con dinero de los contribuyentes se construyó quedará (si no la tiran) abandonada. Tiran, entonces, el dinero de los salvadoreños.
 
El daño no solo es a la federación, es a atletas, entrenadores, y al deporte en general, porque no se ha dado otro lugar, no se ha dado otra respuesta, en este caso al remo. Simplemente se les informó que tenían que desalojar en Coatepeque. Si el problema era la supuesta ilegalidad, por qué entonces el Ministerio y el Indes no llegaron a un acuerdo nuevo para realizar los procedimientos necesarios para hacerlo. ¿El problema entonces es de legalidad o de voluntades? ¿Por qué esta vez la Asamblea y la Comisión de
 
Turismo, Juventud y Deportes no ha dicho mayor cosa? Se me olvidaba. No está en agenda política. No generará mayor crítica en los medios ni significa un tema con el que puedan simular que trabajan.
 
Es cierto que no ayudó a la situación que los dirigentes de la Federación no acudieran a una reunión que el Ministerio pactó para hablar del tema. Es, a través del diálogo, como se pueden encontrar soluciones. Pero si cada vez que llega alguien distinto al Indes, al gobierno, al Ministerio de Trabajo o a donde sea se van a romper pactos y acuerdos positivos, entonces cada vez estamos condenados a volver a empezar.
 
No se puede construir sobre lo que se destruye tan fácilmente. Es más costoso, humanamente y por recursos, y no tenemos los lujos de otros países como para construir casas o estadios nuevos donde antes los hubo. A nosotros, solo nos van quedando las ruinas…