Estamos viendo, de nuevo, el árbol y no el bosque. Estamos volviendo a concentrarnos en lo inmediato, en lo que tenemos enfrente, en la Copa Centroamericana, en la discusión de si se va o no “el Cuate” Castillo, en lugar de tomar distancia, reflexionar y darnos cuenta de lo profundo que es el agujero en el que está nuestro fútbol.
Ya dejemos de ver la orilla. Da igual qué pase en enero 2013 en esa Copa Centroamericana, en la que por cierto hay que terminar al menos quintos, ¡quintos!, entre siete participantes, para ir a la Copa Oro.
Y dicho sea de paso, una Copa Oro que tampoco debe nublarnos la vista, porque podemos quedar últimos o campeones en dicho torneo, y la realidad de nuestro fútbol seguirá igual. Igual de mal.
Así que dejemos la discusión de si vuelve De los Cobos, o si resucitamos a Ruben Israel, o si armamos tripleta
“Bochinche”-“Chochera”-Ancheta, ya basta con lo mismo, dejemos de ser cortoplacistas, de pensar en el resultado y nada más; la afición y el periodismo vivimos criticando esto en los dirigentes de Primera, pero
a la primera hacemos lo mismo. No. Es otro el camino. Es ocupar una fórmula nueva, porque ya venimos haciendo lo mismo por años, por más de 30 años. Y no funciona.
La lógica no es que un técnico elabore un proyecto. La lógica es elaborar un proyecto. Que como fútbol, como país, decidamos qué queremos ser, y cómo queremos llegar ahí. Con ese proyecto en mano, con la delimitación clara de nuestros recursos y capacidades, ahí definiremos quiénes somos, y los pasos para llegar ahí.
Cuando ese proyecto tome forma, sepamos la ruta y sus escalones, sus protagonistas y sus funciones, hasta entonces será importante la discusión del “perfil” del entrenador.
Será hasta entonces. Mientras tanto, toda la discutidera de quién debe ser el técnico, que si nacional o extranjero, que si caro o barato, no tiene ni el más mínimo sentido. Y sin embargo, todo apunta a que eso
es lo que pasará. Lo mismo. El mismo sin sentido.
P.D.: La única discusión inmediata, urgente y necesaria, que sí debe ser investigada al corto plazo antes que otra cosa pase, es la de los amaños de partidos. Es un tema que no puede quedar ahí, como si nada
pasó. Nuestro fútbol requiere una limpieza general y empezar de cero.
Basta de secretos a voces y rumores de pasillos. Futbolistas nicas y chapines tuvieron la valentía para denunciar, con nombre y apellido, sin medias tintas. Ese es el camino, además de una investigación
formal no solo a nivel deportivo, sino a nivel judicial formal.