Mucho se ha hablado en la últimos días de la “semana negra de Concachampions”. Distintas razones se esgrimen de la debacle del fútbol salvadoreño en el torneo regional.
Las goleadas recibidas por Águila y Metapán en México y EE.UU., respectivamente abrieron la polémica: que los equipos no están preparados, que no hay responsabilidad, que no hay nivel para ese torneo. Hasta no faltaron los que, una vez más, acusan sin pruebas de algo “raro” en esos resultados. Infaltables.
Se deben separar las cuestiones. No fue el mismo rendimiento que mostró Metapán que el que se le vio a Águila. Los emplumados siguen teniendo un déficit de logística y los viajes mal diagramados, sin dudas atentan contra el rendimiento de los jugadores. De local es la oportunidad de lavar la cara.
Justamente ganar de local es la clave para pasar y Metapán lo ha conseguido. El partido ante el Galaxy del próximo 25 de octubre será el decisivo. Sigue en carrera. Dependerá de ellos no caerse anímicamente.
FAS suma derrotas por partidos. No mereció caer en el Cusca, pero los goles mandan. También la cuestión psicológica puede ser determinante. Algo queda claro. También pueden. Será cuestión que se lo crean.