Lo que parecía iba a ser una fiesta en las gradas terminó en lamento, no decepción. Lamento porque la afición sabía que su equipo finalmente jugó mejor que Metapán, pero el resultado fue el mismo.
El estadio no se llenó, pero el ambiente era inmejorable. Estaban en casa los negronaranja y la afición confiaba en que todo sería muy diferente al juego del sábado pasado. ?Hoy va Osa (Osael Romero)? se escuchaba. ?También Isidro (Gutiérrez)?. Y realmente el cambio se notó.
Eso animó al público, que estuvo alentando y casi canta el gol sobre el 31?. Pero poco después, tras el primer tanto jaguar, los nervios comenzaron a aparecer. Solo algunos sectores seguían cantando. Silencio. Era el 0-2 en un abrir y cerrar de ojos. Ahora sí, el estadio estaba mudo. Algunos aficionados caleros, otros, de la reserva, celebraban.
Pero Irza devolvió al confianza con el descuento. Y desde entonces y por el resto del partido, la gente de Águila seguía alentando a su equipo? hasta que comenzaron a abandonar el estadio con ocho minutos por jugarse. La historia estaba escrita con el mismo final de la semana pasada. Pero falta la segunda parte.
Tras el partido, en Radio Monumental, el vicepresidente de los caleros, Rafael Morataya, informó de algunos incidentes en el estadio, de unos aficionados de Águila que arrojaron piedras al autobús de Metapán, golpeando al doctor del equipo y causando daños al vehículo.