Sueños olímpicos

Así como hay gente que ve fútbol solo cada cuatro años, cuando llega un Mundial, a mí me pasa algo parecido con algunos deportes...

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Sueños olímpicos

Por Claudio Martínez

2012-08-08 12:15:30

Así como hay gente que ve fútbol solo cada cuatro años, cuando llega un Mundial, a mí me pasa algo parecido con algunos deportes como el judo, waterpolo, tiro con arco, levantamiento de pesas, remo, tenis de mesa… Únicamente captan mi atención en los Juegos Olímpicos, donde cada una de las disciplinas cobra valor superlativo simplemente porque está en juego la gloria olímpica, que es ?más o menos- algo parecido a entrar en la eternidad.

Por eso he pasado horas y horas frente a la TV ?y también frente a la computadora, que tiene más variantes que la oferta de la televisión local- gozando del espíritu olímpico. Un par de combates de judo, la dramática final del tiro con arco femenino por equipos entre China y Corea del Sur, las devastadoras carreras de ruta en ciclismo, los esfuerzos sobrehumanos de los pesistas, y más…

Los Juegos Olímpicos tienen una mística especial, para quien los mira y más, obviamente, para quien compite. Participar es un sueño. Ganar una medalla es sublime. ¿Por qué son tan importantes? Porque, dependiendo del deporte, mundiales hay todos los años, o cada dos años. Y si no hay copas del mundo, ligas mundiales, o diferentes tipos de juegos: Panamericanos, Mediterráneos, Europeos, Asiáticos, etc…Pero Olímpicos no, eso es algo especial.

Mucha de la gente con la que me cruzo, diría una gran mayoría, también son de esos que solo siguen este tipo de deportes cada cuatro años. Y ya hay algunos enojados que dicen: “¡¡¡Parece que esta vez no vamos a ganar ninguna medalla, qué barbaridad…!!!”. Mi respuesta: “No, casi seguro que no. Si no se ganó ninguna medalla en toda la historia, no creo que sea esta vez..” La reacción es: “¿Y cómo? ¿Y las que ganó Eva María Dimas? ¿Y las de Jorge Jiménez? ¿Y las de Evelyn García?”

Pues bien, no está demás aclarar que El Salvador jamás ganó una medalla, lo mismo que Honduras, Guatemala y Nicaragua. Eso, que es una realidad, no hace más que demostrar lo complicado que es pertenecer a la auténtica elite del deporte mundial.

Aquí, como dirían los futbolistas, “nadie te regala nada”, llegan los mejores en cada disciplina, cosa que no ocurre en otro tipo de competición. En los Panamericanos, por ejemplo, la mayoría de los atletas consagrados no participa porque no lo consideran lo suficientemente importante y entonces hay más posibilidades de llevarse algo. En Guadalajara no estuvieron ni Phelps ni Bolt ni otras estrellas. Aquí sí, aquí están todos, por eso además se hace más difícil.

No está mal soñar con una hipotética medalla olímpica, pero hay que entender que es una empresa complicadísima. Y el ejemplo más claro es el de la ciclista Evelyn García, de un destacadísimo trabajo en la carrera de ruta en Londres, donde finalizó 26 ?entre 66 participantes-, dentro del pelotón que secundó a las tres medallistas que lograron la fuga y se despegaron del resto.

Lo positivo de Evelyn: estuvo en el ritmo del pelotón y lo hizo sin ayuda de nadie, ya que no tiene otras compatriotas compitiendo, y aún así finalizó a 25 segundos de la ganadora. Notable, digno del elogio. La lectura decepcionante del asunto es la siguiente: si no se puede con Evelyn ?una ciclista ejemplar, disciplinada y muy profesional-, que lleva más de 10 años entrenándose en Europa, corriendo para equipos internacionales y a la que nunca le faltó apoyo… ¿qué queda para el resto?

En fin, el resto ?como muchos otros deportistas de otros países- van a vivir la experiencia olímpica, lo cual es válido. Intentan mejorar su marca o hacer algo digno, sabiendo que tienen que enfrentarse a auténticos monstruos de su disciplina.

La fórmula para conseguir una medalla no existe. El dinero no lo es todo, sino Emiratos Árabes, Suiza y Brunei encabezarían el medallero. Viendo a China ?que sí invierte en el deporte- arriba de todos y su paso avasallante, uno pensaría que la clave es una gran población, pero ahí están India e Indonesia ?otro dos países superpoblados- para desmentirlo. Tampoco lo es la cultura deportiva, ni una buena política aplicada, aunque naturalmente ayudan…

Ya se han estudiado procesos como el de Cuba, de España ?hasta aquí sin medallas en los primeros días- y merece ser tenido en cuenta el de Brasil, aunque tiene tres componentes que no aplican para El Salvador: su poderío económico, su enorme población y el biotipo de sus atletas.

Por ahora nos queda disfrutar. Los Juegos Olímpicos, al margen de quién gane y quién pierda, son ?o deberían ser- una excelente fuente de inspiración para nuestros jóvenes, para captar a los futuros atletas. Si después de Londres 2012 nadie sueña con ser nadador, ciclista, judoca, velocista o saltador, entonces algo estará fallando.