La cosecha que nos merecemos

Lo que estamos experimentando en Londres 2012, muy similar a lo ocurrido en Guadalajara 2011, es simple, llana y contundemente el reflejo, la cosecha, el resultado que da el poco apoyo que ha tenido el atleta de alta competición.

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Carlos Vides, enviado especial a Londres 2012

Por Carlos López Vides, enviado especial a Londres

2012-07-30 9:56:26

Da tristeza leer comentarios de personas que piensan que los atletas que están en Londres 2012 andan “turisteando”, “de paseo”, o que “ese dinero que ocuparon en mandarlos allá, deberían invertirlo para otra cosa”, o el famoso “en nuestro país hay necesidades más importantes que el deporte”. Ese tipo de mentalidad es parte de lo que tiene al deporte, justamente, postrado y en una dura crisis. 

Lo que estamos experimentando en Londres 2012, muy similar a lo ocurrido en Guadalajara 2011, es simple, llana y contundemente el reflejo, la cosecha, el resultado que da el poco apoyo que ha tenido el atleta de alta competición. Porque la preparación para un deportista olímpico que viene no solo a participar, sino a competir con opciones reales de podio, no es de tres o seis meses, es de años, de ciclos olímpicos enteros, de apoyo constante. 

La magia del deporte está en el entorno del atleta. Aquí hay delegaciones que tratan a sus deportistas con profesionalismo y respeto; tienen fisioterapistas y médicos desde días antes de la competición, tiempo de acliminatación, nutricionistas, orientación psicológica, equipo deportivo justo y a tiempo.

Las medallas que ganan China, Estados Unidos o Rusia, las potencias; así como las ascendentes latinoamericanas Brasil o Colombia, no son casualidad. Son el producto de dos grandes columnas, que si se juntan son poderosas: Decidido apoyo estatal y soporte económico de la empresa privada. El atleta, a puro espíritu y garra, no es capaz de tocar el cielo olímpico. No se puede. 

Mientras ambos pilares (Gobierno más empresas) no aparezcan de forma constante, progresiva y oportuna en El Salvador, esa primera medalla olímpica azul y blanco no llegará. Pasará Rio 2016, luego vendrá 2020, 2024, y seguiremos en la sequía. El espejo seguirá reflejando la misma horrible imagen: La cara de nuestro desnutrido y desfigurado deporte.