Todo comenzó allá por el año 1974 con la Escuela Delfina de Díaz de Guazapa. Allí inició todo un periplo de triunfos para Ana Vilma Ángel Ruiz en el sóftbol salvadoreño que la llevaría a ser una de las mejores paracorto de la pelota suave nacional.
La historia de Vilma Ángel recorre muchos triunfos, galardones nacionales e internaciones de la chica que nació un 25 de abril de 1961 en el cantón el Bonete de Nejapa, de donde salió para Guazapa a estudiar y comenzar su amorío por el sóftbol.
De Guazapa se fue para Apopa, donde se encontró con don Adán Zapata en el Benjamín Bloom y de allí ya no paró, mucho menos la desplazaron en el paracorto de todos los equipos donde participó, incluida la selección nacional.
Luego vino el Lifeboy en la Segunda Categoría, donde coincidió con muchas de las que serían compañeras de toda la vida en la pelota suave. Luego vendría el Kennedy, también en Segunda, y el Yolanda Desiree, desde el que saltaría para la Primera y de paso comenzaría su historia y camándula de éxitos, títulos y su consagración como estrella.
Antel la acogería en Primera junto con grandes como Mirna Santamaría, Carmen Lizama, Juana Luz Cortez, Rebeca Chavarría, Ana María Echeverría, Marta Bran, Doris Avilés, Josefa Guerra, Virginia Gómez, entre otras exponentes de la que quizás sea la última época dorada del sóftbol nacional.
“Se vivía un ambiente muy sano, muy lindo… Hoy no sé cómo será, pero nosotros la pasábamos muy bien, como una familia, con mucho respeto”, recuerda Vilma Ruiz.
Su calidad en el shortstop la llevó a fichar en aquel Atlético Marte que se cansó de pasear su calidad y de conseguir títulos nacionales e internacionales.
Ese equipo se convirtió también en el Marte Lotín, otro equipo que, hasta hoy, domina en la pelota suave salvadoreña.
“Dios me regaló este don muy grande, si no hubiera sido por este deporte quizás no hubiera conocido muchos lugares lindos, pero también me ha dado muchas bendiciones”, dijo con mucho humildad Ángel Ruiz.
Años de gloria
Y está en lo cierto. Tanto a nivel de equipos como de selección nacional, Vilma Ruiz, aparte de conocer, se dio a conocer como una de las mejores en su puesto en cada competición que participó.
En 1982 participó en el campeonato mundial de Taipei, Taiwán, dos años después viajó a México a unos Centroamericanos y del Caribe, luego Guatemala, Perú, hasta que llegaron los Panamericanos de Indianápolis, EE. UU.
En 1996 estuvo a punto de ser coronada como la mejor shortstop de los Centroamericanos y del Caribe de Cartagena, Colombia, pero una participante de Venezuela le arrebató el primer lugar. Aunque lo acepta con resignación.
Dos años antes había ganado la medalla de oro para el sóftbol salvadoreño en los Juegos Centroamericanos que se desarrollaron en El Salvador, bajo la dirección de Roger Barberena, uno de los mánagers que recuerda con mucho cariño Vilma Ruiz, al igual que el panameño Samuel Pedroza y los nacionales Carlos “Mechudo” Sermeño y Julio Lizama.
Y es que los triunfos le cayeron por todos lados a lo largo de la carrera de Vilma Ruiz. en 1986 se colgó la triple corona en los III Juegos Centroamericanos en Guatemala.
En 1999 ganó la Espiga Dorada como mejor deportista nacional y coronó el año con la triple corona en el campeonato local.
Inamovible en todos los equipos donde participó, Vilma Ruiz dejó de derrochar su calidad en el año 2009, justo después de formar parte de la selección nacional que representó al país en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Maracay, Venezuela. En adelante, para muchos, ya no ha habido una jugadora como Vilma Ruiz.
¿A qué se dedica?
El sóftbol lo lleva en la sangre Vilma Ruiz. Por eso, fue muy difícil retirarse allá por 2009 por culpa de una lesión en los meniscos. Pero su retiro no fue total y definitivo, conscientes de la experiencia y calidad de una de las mejores paracorto nacionales, la Federación Salvadoreña de Sóftbol, presidida por Julio Grijalva, tomó a bien incluirla en el staff de entrenadores de ese deporte. Algo que, dice, agradece a las autoridades dirigenciales de esa disciplina.
Allá, en la cancha de la colonia Guatemala imparte y trata de dejar un legado a la pelota suave a niños y niñas que se acercan a aprender el deporte.
Desde allí también, dice, trata de mantener contacto con sus compañeras y de echar a andar un sueño: “reunirnos todas las veteranas, sería muy lindo, y que desde aquí hicieran un reconocimiento a toda la gente que tanto le dio al país”.
Saltaron a su mente compañeras de éxitos, como Lorena Martínez, Mercedes Aguilar, etc. El llamado ya está, serán las autoridades quienes tengan la última palabra.
Para mientras, Vilma Ruiz ejerce con buen talante su papel de “profesora” en la Guatemala, junto con otras compañeras.
Ya dio sus primeros frutos. En 2007 llevó al campeonato nacional de Ligas Infantiles al equipo Yankees.
En sus tiempos libres dice que se congrega en la iglesia católica de la colonia Atlacatl, donde reside.
Contar la historia de Vilma Ruiz en estas líneas se antojó de verdad difícil. No alcanzan para relatar sus éxitos como jugadora, ahora toca comenzar a enumerar los triunfos como entrenadora, que de seguro llegarán.