Se llama Juan de Dios Castillo, es el nuevo técnico de la Selección Nacional, y tiene un enorme reto por delante. Hacer avanzar a la Selecta a la siguiente ronda, pero sobre todo borrar los llantos sobre la leche derramada tras la partida de su predecesor, Ruben Israel.
Enorme reto el del técnico mexicano porque, diga lo que se diga, tendrá que comenzar de nuevo un proceso que mal que bien ya caminaba, a trompicones, pero caminaba.
Nuevamente le pedirán al técnico de la Azul trabajo, compromiso, etc. Yo, personalmente, le pido mucha educación y si tiene algo que decirle a la prensa que se lo diga a la cara, con nombres, sin esconderse en losmicrófonos dela prensa extranjera. Si nolo hace así, podría correr la misma suerte que su antecesor.
No es una advertencia, es un consejo nada más. Ya la Primera División le ofreció todo su apoyo.El mismo que tendrá de la afición y de la prensa porque la Selección somos todos y de eso todos estamos claros. Tendrá detractores, eso es seguro, pero esos se revierten con mucho trabajo.
De los que se tiene que cuidar es delos queintentarán sobarlelaespalda paralograr su preferencia, de esos sí se tiene que cuidar. Los resultadosllegarán si todos nos comprometemos conlaAzul y Blanco, aunque creo que, nuevamente, nos tocará iniciar de cero, tal vez, para el próximo Mundial.