Hay un dicho que dice que ?después de la guerra, todos son generales?. El caso aplica, esta vez, para el contrato que firmaron Juan De Dios Castillo y la Fesfut que casi todos están criticando. Sin embargo, nadie dijo absolutamente nada el día que Carlos Méndez Cabezas lo presentó en público y anunció que ?el contrato era hasta diciembre de 2013?.
Curiosamente, a la Fesfut se le ha criticado por la confección de los últimos dos contratos con los seleccionadores. El de Rubén Israel tenía un par de cláusulas que le permitieron al uruguayo irse del país y dejar el cargo sin ni siquiera avisar ?lo hizo ya desde Montevideo y a través de una carta que envió a la Fesfut-, y aún así no recibió ninguna sanción económica ni ningún impedimento legal para rescindir unilateralmente el acuerdo.
Por esa misma razón, a la hora de preparar el contrato de Juan De Dios Castillo tuvieron mucho cuidado de evitar incluir cualquier cláusula que permita que el contrato se rompa fácilmente. Acción lógica después del mal trago con Israel. Lo que jamás imaginaban es que esta vez iban a ser ellos quienes querían acabar con el contrato del seleccionador. Menudo problema.
En realidad, en cualquier club o selección poderosa la solución es fácil: se le comunica que ya no cuentan con él, se le indemniza como lo establece el contrato y adiós. Así acaba de suceder con Hugo Sánchez, a quien le quedaban seis meses de contrato con el Pachuca, que ya no lo quería: le dieron su cheque por 600,000 dólares ?el valor de la indemnización o la cláusula establecida- y acuerdo sellado.
Hay casos curiosos. Recuerdo que cuando el Inter quitó a Héctor Cúper le siguió pagando su salario durante más de un año, como si estuviera dirigiendo. El arreglo era que mientras el argentino no tomara ningún otro equipo, el club le seguiría pagando. Y ni hablar del capricho de Florentino Pérez de contratar a Jose Mourinho, ya que hubo que romper dos contratos: el de Pellegrini con el Madrid (aún tenía un año más) y el de Mourinho con el Inter (le quedaban tres). Al final, con dinero todo se arregló: indemnizaron a Pellegrini y al Inter ?ambas operaciones significaron unos 30 millones de dólares- y problema resuelto. La clave: el dinero.
Aquí, sin necesidad de recurrir a cifras semejantes, el tema también pasa por el dinero. La Fesfut no tiene para pagarle la indemnización al Cuate. O simplemente tiene la plata y no se la quiere pagar, con lo cual pretende obligarlo a que siga trabajando, pero ya no como seleccionador sino como supervisor de categorías juveniles. ¿Cómo terminará esto? Hay varios escenarios posibles, pero casi todos son poco alentadores.
Escenario 1. El Cuate recibe su correspondiente indemnización y se marcha a México. Es lo que corresponde. Por ahora, la Fesfut no contempla esta opción.
Escenario 2. La Federación y el Cuate negocian una cifra intermedia. Arreglan una cifra, firman la paz y el finiquito, y todos contentos. Pero por ahora a Castillo no le interesa ningún arreglo, quiere todo el dinero.
Escenario 3. Al no sentirse querido ni respetado, Juan de Dios Castillo se desespera y ante tanto desgaste termina aceptando lo que le ofrece la Fesfut para poder regresar cuanto antes a su país.
Escenario 4. Al ver el poco crédito que tiene entre la gente y darse cuenta que los federativos no lo consideran, Castillo presenta su renuncia a su cargo de seleccionador. Imposible que ocurra.
Escenario 5. El seleccionador mexicano se arma de paciencia y acepta ser supervisor de las juveniles como propone la Fesfut. Entonces se procedería a contratar a otro entrenador para la Selecta. ¿El problema? La Fesfut, que busca no erogar mucho dinero, debería pagar salario a dos cuerpos técnicos diferentes. El de Castillo y su gente, más el del nuevo DT y su gente. Disparatado.
Escenario 6. Como el Cuate no acepta otra cosa que no sea la Selección Mayor, y ante la falta de dinero para quitarlo, no queda otro remedio que continúe en su cargo. Se haría cargo del equipo en la Copa Centroamericana a pesar de que los propios federativos hayan admitido que se equivocaron en su contratación. Con cero respaldo y dudas de todos los sectores reasumiría sus funciones. Tampoco suena muy coherente.