SAN SALVADOR. Lo de Steven Purdy no tiene comparación. Simplemente fue el mejor hombre en la cancha para El Salvador, de principio a fin.
El más alto de los defensas nacionales no sólo estuvo bien por arriba, aparentemente su mejor arma a simple vista, sino que de nuevo nos salvó en varias ocasiones al llegar perfecto al relevo, al cortar balones que parecían imposibles de alcanzar cuando iban en diagonales a las espaldas de Xavier García o Víctor Turcios.
En uno en el que parecía que Dos Santos se iba a ir solito, terminó barriendo con la punta del botín para salvar.
El desplazamiento, el acompañamiento con sus compañeros, su solidaridad en el campo para dejarse y cubrir errores de los compañeros fue más que notoria.
Una vez más, Purdy se convirtió en el eje defensivo, y, si algo cabe reclamarle, quizás fue que le faltó más ímpetu para buscar por arriba un gol en los tiros de esquina y cobros a balón parado.
Pero ahí era tomado o por Javier Rodríguez o por Jesús Zavala, y en ambos, casos, estaban con el mismo porte físico.
Lo intentó Purdy en todos los balones parados, incluso se sumó al ataque cuando en vez de buscar el tiro libre directo al área, lo retrasó Dennis para tocar y sorprender con un centro de Osael, que finalmente no pudo levantar de media altura, y donde Purdy no le pudo ganar a Rodríguez.
Purdy se ha confirmado como el líder en la defensa no sólo por su buen trabajo individual, sino también porque ha pasado a entenderse a la perfección con sus compañeros, y, si bien no es un gran líder desde el punto de vista anímico, es decir, no es el que más habla ni el que da el grito de salida al tratar de dejar al rival en fuera de lugar, él habla en la cancha, con su entrega, con su pundonor.
Otro punto destacable en Purdy, no sólo en este partido, sino en los últimos que ha tenido, es que mantiene su nivel, es decir, es constante en su desempeño, no comete prácticamente errores, como ocurrió anoche.
Sin lugar a dudas, es el presente y futuro defensivo de este equipo, y solo le falta tomar más ánimo a la hora de cabecear, pero eso también pasa porque los centros sean precisamente a donde él se desplace, haciéndole pantallas, algo que no se ha realizado nunca en los partidos de la Selección, o engañando con un doble toque para que él cierre o gane en primer poste.