El estadio BBVA Compass fue abarrotado por los hinchas de la Selecta. Otra vez locales en Houston
HOUSTON. Pocas veces en la historia pasa que un estadio tiene aficionados de un solo equipo. No es normal que no haya absolutamente nadie del rival, ni siquiera una bandera perdida en un rincón… Pues ayer, en Houston, fue una de esas excepciones. Todo el estadio, el flamante BBVA Compass, era de El Salvador. Banderas y camisas blancas y azules empezaron a borrar el naranja del recinto.
Miguel Trujillo, uno de los organizadores, bromeaba: “De Nueva Zelanda no va a venir ni el cónsul, a quien invitamos”. Y fue cierto. Tampoco, por supuesto, había periodistas enviados especiales de ese país para esta gira.
En contraposición, los aficionados salvadoreños ?como siempre? le pusieron color a la fiesta. Desde la candidez de Frank Velásquez, ídolo del fútbol playa, que firmaba camisas hasta la ruidosa Barra 503, que con sus instrumentos hicieron que las horas previas pasaran volando. “Vamos a acompañar a la Selecta con nuestra música también en Dallas, Washington, Costa Rica y estaremos contra México”, explicó José Flores, uno de sus líderes.
Todo fue azul. Las camisetas que no eran de la Selecta, invariablemente eran de FAS, Alianza, Águila, Metapán, Once. “Estamos felices de poder alentar a la Selecta en nuestra ciudad”, dice Manuel Parada, uno de los más fieles de la Selecta, quien incluso ya planea el viaje a San Salvador para el partido con México.