Los dos equipos saltaron al Bernabéu con el ‘once’ previsto y con un 1-4-2-3-1 como dibujo de partida en el rectángulo de juego. Y con la misma idea, repliegue cuando no tienen la pelota y salida rápida al contraataque cuando la recuperan.
Si el Chelsea un día antes había roto los pronósticos asegurándose una plaza en la final del próximo 19 de mayo en Múnich, el miércoles por la noche hizo otro tanto de lo mismo el Bayern, aunque aquí el referido pronóstico no estaba tan claro desde la ida.
Quedan en la cuneta Barcelona y Real Madrid y muniqueses y londinenses se jugarán el título entre ellos. Otra vez el propio fútbol volvió a hacer de las suyas y nos devolvió a la realidad por encima de las prematuras, y a lo que se ve poco fundamentadas, apuestas.
Empezó la segunda semifinal de la Europa Champions League sin apenas sorpresas en cuanto a las alineaciones iniciales y también en lo táctico. Los dos equipos saltan al campo con el ‘once’ previsto y con un 1-4-2-3-1 como dibujo de partida en el rectángulo de juego. Y con la misma idea, repliegue cuando no tienen la pelota y salida rápida al contraataque cuando la recuperan.
El Real Madrid, como hizo en el choque de ida, apuesta bastante por los balones largos, diagonales o paralelos tratando de buscar la espalda de la defensa bávara. Y lo hace tanto por medio de Xabi Alonso, como de Pepe e incluso Sergio Ramos. En general, es cierto, sin mucha efectividad, pero es una declaración de intenciones de lo que pretende hacer el cuadro madridista en ese ejercicio de vuelta de su semifinal.
Antes de seguir con el análisis, digamos, más táctico, voy a comentar una jugada que me pareció curiosa. A los tres minutos, Ozil reclama una falta de Luiz Gustavo, el árbitro deja seguir dando ‘la ventaja’ y el brasileño, que cree que le han pitado falta, coge el balón con las manos. El colegiado pita el consiguiente libre directo pero sin amonestar al jugador. Sin embargo, luego vimos como David Alaba, que recibe un pelotazo en el brazo sin hacer él intención de jugar el balón, ve la tarjeta amarilla y le pitan penalti. Sólo como un aporte o un detalle curioso.