La Selecta jugó muy bien la primera etapa, donde anotó los dos goles y sometió a Moldavia, pero decayó en la segunda parte
DALLAS. Nada es perfecto. La Selecta venció 2-0 a Moldavia en el Cotton Bowl, en el segundo partido preparatorio para las eliminatorias y, una vez más, mostró dos caras. A diferencia del juego en Houston contra Nueva Zelanda, esta vez los picos y los baches fueron más fáciles de identificar. Casi todo lo bueno ocurrió en el primer tiempo, incluidos los dos goles. Y casi todo lo malo ?o lo menos bueno-, en el segundo.
La selección de Rubén Israel tuvo unos 45 minutos para hacer ilusionar a cualquiera. Actitud, posesión de la pelota, balones al vacío y no menos de cuatro ocasiones claras para convertir. Dos de ellas terminaron adentro. La primera fue al 16?, cuando un pase preciso de Osael Romero dejó mano a mano a Rafa Burgos con el portero Pascenco. El moldavo la rechazó, pero le quedó a Nelson Bonilla para empujarla y celebrar su primera anotación con la Selecta. Euforia en el Cotton Bowl, que ya al 3? casi celebra uno cuando el propio Bonilla estrelló su tiro en el poste.
El Salvador era un vendaval: circulación, toque, llegada? Y la gente que se ilusionaba en las tribunas. Los europeos, tibios con el balón e ingenuos sin él, solo atinaban a mirar, porque ni siquiera apelaron al juego brusco para cortar los circuitos de la azul.
No tardó mucho en llegar el segundo, al 23?, cuando una buena habilitación de Burgos dejó a Jaime Alas de cara al gol. El jugador de Firpo la colocó suave al primer palo y salió a celebrar. En ese momento, mientras Ernesto Góchez, coordinador de selecciones, celebraba con un “Contragolpe de tres toques, papá…” unos metros más allá, el periodista moldavo Ion Buga anotaba en su laptop el nombre de Jaime Alas. “Buen jugador el 16”, comenta.
Para ese entonces, la goleada parecía inevitable. Con ese ritmo, a ese promedio, eran de cinco a siete, sobre todo porque Moldavia no mostraba absolutamente nada para repeler los ataques cuscatlecos y en las pocas ocasiones que llevó peligro, siempre apareció Benji Villalobos, con un par de atajas notables. El dominio siguió, las ocasiones disminuyeron un poco y los goles desaparecieron. Sin embargo, las sensaciones fueron óptimas, porque además Purdy mostró presencia y Turcios una mejoría respecto de su partido anterior.
En la segunda etapa, mientras muchos relativizaban el gran trabajo de la Selecta por hacerlo ante el 142 del mundo, Moldavia mostró que tiene algo más de lo que exhibió en el primer tiempo y la Selecta, por el contrario, entró en una meseta peligrosa de la que luego, con la sucesión de cambios, ya fue difícil revertir. Eso sí, tuvo ocasiones para hacer por lo menos tres más. Bien Bonilla, que pudo haber hecho doblete, generoso Burgos, que estuvo en la jugada de los dos goles, y participativo Osael, un eslabón inevitable en la circulación del balón.
Mejoró el rival
En esa siesta del segundo tiempo, Moldavia creció un poco y sin ser dominador consiguió llevar peligro y reabrir algunas grietas defensivas que no se vieron en la primera etapa. Entonces apareció la figura de Benji, que ya había estado acertado en la etapa inicial, pero que estuvo notable en la segunda, con unas cuatro paradas espectaculares. Sí, suena raro que en un partido con tan amplio dominio de El Salvador, su mejor jugador haya sido el portero. Así de irónico es el fútbol.
Si el partido en sí era un ensayo, más lo fueron los últimos 30 minutos, cuando Israel hizo múltiples cambios: probó ?entre otros- a Monteagudo como reemplazo de Pacheco, a Cheyo como alternativa de Osael, a Alex Mendoza como probable lateral por Xavi García y puso otra vez a Elder Figueroa para darle minutos y confianza… Minutos y confianza, en definitiva, lo que necesita esta Selecta que va encontrando su rumbo, aunque en el medio del camino aparezcan baches y túmulos.
Las estadísticas dirán que El Salvador le volvió a ganar a un equipo europeo después de más de cinco años. El antecedente más cercano era de enero de 2007, cuando el entonces equipo de De los Cobos venció 1-0 a Dinamarca con gol de Cheyo. Aquí, una vez más, el resultado es relativo. Todavía importa más el medio que el fin? Al menos hasta la semana próxima.