El Salvador tiene todo para ganar el viernes ante Costa Rica por su método de trabajo y su visión responsable de su realidad futbolística; pero más allá del deseo de casi 9 millones de salvadoreños dispersos por todos los rincones del orbe, la Selecta nos ha demostrado que el centro de su trabajo ha sido siempre Dios, la humildad y el respeto por el rival.
Tres virtudes que, combinadas con un buen fútbol, nos pueden ayudar a conseguir la clasificación hacia la Hexagonal final.
Desde la retina de los medios deportivos costarricenses esas virtudes de la Azul pasan inadvertidas, ya que por estos lados la noticia se ha querido enfocar más hacia lo ?peligroso? que resulta ir como aficionado o como jugador a un partido dentro del estadio Cuscatlán.
La famosa serenata que la Barra Azul le podría dar a la “Sele”, o bien si la delegación costarricense llevará agentes de seguridad a suelo salvadoreño junto a una nutricionista, parecen preocupar más a los colegas ticos que el verdadero rendimiento que su equipo pueda mostrar en la cancha del coloso de la colonia Monserrat. Se cuentan muchas las páginas dedicadas a estos temas y ni qué decir de los minutos en televisión y en la radio.
El sentimiento de superioridad futbolística que la prensa local vende antes de cada partido eliminatorio encuentra eco en algunos futbolistas que responden a preguntas sin razonar que al final, pese a lo que digan los números y a que seas un jugador de una liga en Europa, si la “Sele” no tiene conjunto o una idea clara de cómo pararse en la cancha del Cuscatlán no saldrá con vida de San Salvador. Pero eso aquí no importa, por ahora?
Por eso, quizás, a los costarricenses les duelen tanto los resultados que se obtienen al final, como pasó contra México; pues antes de su llegada al estadio de La Sabana se dijo de todo, de todo lo que no cuenta en la cancha como el ya lejano ?Aztecazo? y la recordada y desafortunada frase de don Jorge Luis Pinto de que los mexicanos no venían del cielo. El resto del drama ya ustedes la saben.
Hoy la trama es que el juego del viernes es de ?alto riesgo?, de que la gente en las gradas del Cuscatlán es ?violenta?, de que hay que pasar las menos horas posibles en ese país, de que Costa Rica tiene hombre por hombre mejores jugadores.
Nada se dice, por ejemplo, de que la Costa Rica que jugará el viernes usará en la cancha en su mayoría a jugadores de ligas extranjeras (al menos 8 en la alineación titular) que tendrán solo el día miércoles para entrenar y digerir el nuevo plan de juego de Jorge Luis Pinto. ¿Alcanzará un día? ¿Cómo se armará la defensa de la “Sele” en medio de las lesiones de los usualmente titulares?
Por eso ha hecho bien el cuerpo técnico y los jugadores de la Azul en no caer en este juego de la provocación, del menosprecio y del irrespeto; pues al final ganará quien haya trabajado más de lo que ha hablado, quien haya tenido tiempo para entrenar todas las situaciones posibles a encontrarse durante el encuentro y sobre todo quien tenga siempre en su discurso a Dios.