Fue allá en la década de los cuarenta, cuando la figura deportiva de Riedel comienza a surgir en el pedal salvadoreño, dueño de un temple excepcional, en su juventud fue el amo y señor de las carreteras en nuestro país.
Uno de sus más sonados triunfos fue la conquista de la maratón ciclista de 170 kilómetros, patrocinada por la revista el ?Gráfico Deportivo?.
En 1951, su nombre traspasó fronteras, pues fue invitado a participar en la Vuelta al Centro de México en bicicleta, evento que abriría la puerta a la gran Vuelta Ciclista a México, que patrocinaba el diario deportivo ?Esto?.
Según fuentes cercanas al corredor, que pidieron el anonimato, Reidel tocó puertas a varias empresas, e inclusive al gobierno de turno, el cual le negó el apoyo, de modo que el corredor tomó un día su bicicleta y se marchó rumbo a México.
Llegó con unos días de anticipación a la cita ciclista, y mientras se entrenaba con miras a la gran carrera, en la autopista que conduce de Puebla a ciudad de México, colisionó con un camión y murió en el acto. Su trágica muerte llenó de luto el deporte nacional. Hubo problemas para repatriar su cuerpo, hasta que al final su familia pudo darle cristiana sepultura en el cementerio de los ilustres en San Salvador.