Se trata de Doug Collins, quien ordenó a sus jugadores no seguir atacando el aro rival cuando tenían una ventaja de 19 puntos con un poco menos de un minuto en el reloj para finalizar el partido ante los Atlanta Hawks.
Los niños estaban felices porque el equipo les regalaría una hamburguesa a cada unos los 18.000 mil espectadores. Pero al ver que los jugadores ya no atacaron el aro rival en busca de sobrepasar los 99 que tenían en ese momento, llegaron los abucheos y se miraban las caras de admiración por lo que pasaba.
Al final, Collins dijo desconocer el ofrecimiento de la franquicia de Philadelphia y se comprometió a pagar de su propia bolsa las hamburguesas para todos los aficionados. ¡Cuentecita la que tendrá que pagar Doug Collins!