Es cuestión de esos que ponen las gallinas decirles a los dirigentes que si ya no hicieron algo por el fútbol nacional, mejor renuncien y le den paso a personas que sí quieren hacer algo, y que llegarán sin afán de viajes gratis, no de valerse del balompié.
Se necesita eso mismo también para decirles a los jugadores que primero jueguen, demuestren coraje, amor por el país, que los pongan en el campo para después pensar en cómo repartirse los premios. Hasta entonces, con éxitos en mano, sentarse a negociar.
Se necesitan también para llevar a un directorio federativo sin compromisos con equipos (por eso de que can no come can), ni con ansias de figurar o de viajar y que se plante firme, con el apoyo de todos, y les diga a nuestros flamantes clubes, si se quieren llamar así, que no habrá torneo ni ninguna competición avalada por la Federación sin que antes no le presenten procesos reales o realistas de categorías inferiores, al menos tres escalones abajo del club que la presenta. Y hablo de “clubes” de Primera y Segunda divisiones, para que estos segundos no sean aves de paso por la Mayor y lleguen ya con la mística de trabajo a la división de honor.
Es cuestión de esos que ponen las gallinas aceptar los errores y los fracasos y analizarlos para no cometerlos en el futuro. Sólo así podemos empezar a soñar…
Y son necesarios también para soportar, a partir de hoy, los insultos, las mentadas de madre, etc. de aquellos que no están de acuerdo con lo anterior, o se creen con la verdad absoluta, aunque nunca hayan ido a sentarse a un estadio y despotriquen, ellos también, por los jugadores y el fútbol salvadoreño en general.