El adiós de Guardiola también le cogió por sorpresa, aunque entiende que la apuesta por Tito Vilanova es un gran acierto del club
Cesc Fàbregas hizo una primera parte de la temporada espectacular. Cuando llegó, parecía que no se había ido y de lo primero que hizo fue levantar la Supercopa de España y la de Europa, en cuya final, por cierto, marcó.
El del Maresme insistía en que sus números y las sensaciones que ofrecía no eran del todo reales, que aún le quedaba mucho por hacer y aprender del sistema impuesto por Pep. Pocos le creyeron porque su conexión con Messi decía todo lo contrario. Y sus goles lo ratificaban. Pero el paso de las semanas y la obligación de asumir funciones e instrucciones dentro del campo pareció colapsarle durante algunos encuentros. Cesc ha vivido en segundo tramo de la temporada la adaptación lógica por la que deben pasar todos los futbolistas que llegan al Camp Nou procedentes de otros clubs. Que en el pasado disfrutara junto a Piqué y Messi de la cantera no sirve para obviar un aprendizaje obligado.
Cesc es el primero en hacer autocrítica cada vez que considera que no ha estado a la altura. No acabó nada contento tras el encuentro que jugó en Stamford Bridge, donde el Barça cayó 1-0. Cada vez que considera que no ha jugado bien le cuesta mucho conciliar el sueño y le da muchas vueltas a la cabeza. Cesc es perfeccionista y extremadamente competitivo y no se perdona no aportar lo que se espera de él. Tanto es así que entendió a la perfección la suplencia ante el Real Madrid en el Camp Nou, en el partido inmediatamente posterior al de Londres. Es el primero que sabe que podía haber dado mucho más en los momentos claves y por su cabeza solo pasa mantener el mismo compromiso mostrado hasta el momento.
Y es que Pep Guardiola, en ese sentido, nunca le ha recriminado nada sobre su actitud en el campo y fuera de él. Todo lo contrario. Si de algo se ha quejado el técnico, de forma puntual, es en la falta de acierto que ha tenido, sobre todo, en las últimas semanas. Incluso lo comentó públicamente en rueda de prensa. Pero nunca salió de su boca una palabra que insinuara falta de compromiso. No podía ser de otra forma, puesto que Cesc se ha mostrado como un profesional íntegro durante toda la temporada. Declinó la invitación de Gerard Piqué para viajar en Navidad junto a él y Shakira para pasar unos días en Miami. Su rutina diaria se centra en entrenar por la mañana y, por la tarde, descansar en casa, donde pasa la mayor parte de sus horas libres.
Cesc es de los que sigue la actualidad blaugrana al detalle y uno de los comentarios que más le han descolocado es la insinuación de que su titularidad se debe a su amistad con Leo Messi. Si alguna ‘relación¿ tiene el de Arenys de Mar con el argentino es dentro del campo, donde se entienden a la perfección, como se ha demostrado en numerosas ocasiones. Fuera del campo también son amigos, pero sus vidas transcurren por caminos diferentes. Así que la única razón de su frecuente titularidad es futbolística.
Tras su primer año de blaugrana, Cesc es consciente de lo que es el Barça y su única intención es mantener el mismo compromiso y ganar una regularidad que le permita mantener el mismo nivel toda la temporada. El balance del primer ejercicio, aún así, da un saldo positivo.