Cada vez que voy de vacaciones a Argentina y hablo con amigos, una de las preguntas inevitables que me hacen todos es: ¿Y cuál es el deporte más popular en El Salvador? Después de responder ?el fútbol?, la siguiente es: ¿Y cuáles son los equipos más importantes? Mi respuesta es: ?Hay dos, el Real Madrid y el Barcelona?.
Obviamente, esta respuesta exige una explicación muy larga, la cual evitaría si contestase con una mentira: ?Águila, Alianza, FAS o Firpo?. Pero no sería verdad, porque a juzgar por lo que vemos cada fin de semana está claro que así es. También podría decir que hay un solo equipo ?como afirmaba Rubén Israel cuando iba a Uruguay-, y ese es la Selección Nacional, porque realmente cuando juega la Azul se paraliza el país. No pasa igual con el resto? Claro, salvo cuando juegan el Madrid y el Barca, entre ellos?
Siempre he dicho, y más que nunca lo sostengo, que a este fútbol le falta pasión y eso está en la naturaleza de su gente. En casi todas partes del mundo, la afición no va a ver espectáculo sino a alentar y a ver su equipo. Si da espectáculo, mucho mejor, pero no es una condición de que el equipo juegue bien para ir al estadio o para estar pendiente de cómo le va? Pues ese, el pobre nivel del fútbol salvadoreño, sigue siendo aquí el principal argumento por el cual la gente prefiere mirar hacia Europa. No coincido. O no debería de ser así.
Por supuesto que se disfruta de un partido bien jugado y emotivo, pero en teoría no hay nada que supere alentar al equipo de tus amores. ¿O acaso creen que el Celtic escocés lleva 45,000 personas a su estadio cada fin de semana porque practica un fútbol exquisito? No, porque sus seguidores son fieles. Aquí, en El Salvador, importa más la calidad que la pasión, por eso el fútbol salvadoreño siempre perderá ante el Madrid, Barca, Juventus, Manchester United o Bayern. Ese criterio aplica para todo, menos para la Selecta, ya que si El Salvador jugara ante Islas Caimán a la misma hora que un España-Francia, obviamente la gente preferiría ver a la Selecta.
Todo esto, que lo vengo sosteniendo desde hace años, lo reafirmé este fin de semana mientras estuve en un hotel de playa en el que experimenté una obligada e involuntaria abstinencia de fútbol por TV que aquí les relato.
Sábado, 2 de la tarde. Empieza el partido Rayo-Barcelona. Pero en las dos pantallas de TV del lugar hay un canal de videos musicales, sin audio, por supuesto. Nadie de las personas ?a diferencia de los fanáticos de fútbol salvadoreños de mi timeline en Twitter, desde Oscar Hassin a Lari Moreno, por mencionar algunos- sabe que a esa hora se está jugando un partido del equipo más popular de El Salvador (o del segundo más popular). Nadie reclama. Percibo que ninguno está interesado en el juego? Tomo la iniciativa. Me levanto, hablo con una de las empleadas, le digo del partido y si podría cambiar de canal. Respuesta: ?Fíjese que no?? A mi lado, no menos de seis personas, escuchan la conversación. Nadie se queja, nadie se suma al pedido? ?Váyase a verlo a su cuarto?, me dice la señorita detrás de la barra.
No me voy al cuarto, me quedo en mi mesa, enciendo mi computadora portátil y recurro al que nunca falla: Roja Directa. Eso sí, en menos de diez minutos, cuando desde mi laptop seguía el partido vía streaming, muchos recordaron que ?hoy jugaba el Barcita? y los tenía detrás preguntándome por el resultado.
Peor fue a la noche, cuando en otro lugar del hotel, con no menos de 10 pantallas, cometí la herejía de solicitar si por favor podían poner FAS-Alianza por Canal 4. No, tampoco se podía. Otra excusa. Pero eso no fue lo que más me llamó la atención, sino que a nadie de los huéspedes le importaba. Imaginaba si esa misma situación ocurría en Argentina ?quizás el otro extremo de la pasión, donde todo está descontrolado y la violencia está a la orden del día-, en Brasil o en Inglaterra, por decir tres lugares donde la gente se desvive por el fútbol. Imaginaba si a la hora que juegan River-Boca, en una playa de Argentina los televisores sintonizan otra cosa que no sea eso: los empleados del lugar, las pantallas y el resto de las instalaciones difícilmente habrían salido indemnes de esa situación hasta tanto no cambien de canal. Cuestión de pasión.
Pues bien, aquí no. No escuché a ninguno ir a pelearse con el empleado para que le cambie el canal y poder ver el FAS-Alianza. Ni a uno? Es más, seguramente alguno habrá dicho: ¿Y por qué será que un argentino es el único que quiere ver un partido de fútbol nacional que ni siquiera a nosotros nos interesa? Eso sí, un rato después volví a pasar por el lugar de las 10 pantallas y al final habían accedido al pedido de alguien? En los 10 televisores estaban pasando? la Serie Mundial de Béisbol.
En la mañana del domingo, ya obstinado tratando de medir la pasión o calibrar el desinterés general, lo intenté por tercera vez. Me dio envidia lo que por Twitter me contaban del Chelsea-Manchester United y fui otra vez a la barra. Era otro empleado y el diálogo fue el siguiente:
-Señor, ¿podría cambiar el canal y poner fútbol? Están pasando videos musicales sin audio y no hay nadie viendo? ¿podría poner el juego Chelsea-Manchester United?
-Ah no, es que no sé si lo están pasando.
-Se lo confirmo. Lo están pasando por ESPN.
-Sí, pero por qué no busca un teléfono y llama a la recepción del hotel para hacer la gestión?
-¿Qué gestión? ¿Cambiar de canal?
-Sí.
-Ah, gracias?
Unas horas después, ya domingo por la tarde, acudí a otra de las barras en el hotel de playa donde había televisores. Cuarto intento, cuarto empleado diferente: ¿No podrían cambiar el canal? ¿En minutos empieza Mallorca-Real Madrid? No. Otros motivos, otros argumentos, la misma respuesta.
En fin, era evidente que no querían poner fútbol. Si no fuera porque otras veces lo han puesto, hasta pensaría que está prohibido en dicho hotel. Pero eso no es lo llamativo, sino que parece que al resto le da mismo. Que les da igual que ver un video musical, una película de Schwarzenegger o un documental a la hora que se juega el que probablemente es el clásico más caliente del fútbol nacional? Ahí se refleja la falta de pasión: ?Si lo están pasando, lo vemos? Si no, da igual?. Quizás haya tenido mala suerte y justo me tocaron todas personas a las que el fútbol le es indiferente, no lo sé? Conozco muchísimos salvadoreños apasionados del fútbol, pero también muchísimos más que no lo son.
Antes de irme estuve a punto de ir a preguntar si podían cambiar el canal, que en el 4 iba a empezar Atlético Marte-Juventud Independiente, pero no lo hice para evitar la quinta derrota consecutiva del fin de semana. Si no encontré aliados en los anteriores, ahí iba a ser más difícil?