El costarricense Minor Vargas fue detenido en enero del 2011 en Nueva York cuando viajaba a Inglaterra. Desde ese momento, han pasado 21 meses con el empresario tras la rejas en una cárcel de los Estados Unidos.
Fue acusado por siete delitos de fraude y dos de lavado de dinero, actos que realizó desde la empresa aseguradora que adquirió, la cual se encontraba en quiebra cuando cuando la compró, llamada Provident Capital Indemnity.
El juicio se realizó ayer durante tres horas por el juez John Gibney Jr., quien dijo en la audiencia: “Tal vez algunos no aprendan de su ejemplo, pero otros lo harán. Estoy convencido de que usted no tiene respeto por las víctimas ni consciencia de su delito”.
Vargas también era dueño del equipo Barrio México y el Brujas FC y también directivo del Saprissa, todos de Costa Rica. Entre esos equipos, el empresario confesó que había invertido unos 20 millones de dólares.
Mientras que en El Salvador, trabajó con el Nejapa y Alacranes del Norte, ambos equipos desaparecidos por diversos problemas, pero el más complicado que tuvo fue en términos económicos, a tal punto que cuando el equipo tuvo que cambiar de sede y nombre, fue cuando desapareció.
Nejapa se trasladó a Chalatenango y cambió de nombre a Alacranes del Norte. En ese mismo torneo descendieron y ya en la liga de plata, descendieron automaticamente a tercera, puesto que por el impago a los jugadores, el plantel no se presentó a dos partidos consecutivos.
El equipo estaba bajo el mando de Grupo Ícono, empresa de Vargas, la que en su mayoría, se dedicaban actividades deportivas.
Grupo Ícono estuvo en pláticas con EDESSA para construir un miniestadio en el predio del Cuscatlán, el cual tendría un aforo para 5 mil personas.
Tras conocer la sentencia de los 60 años de cárcel que tendrá que cumplir, Vargas, a sus 61 años de edad, determinaría que el resto de sus días los tendría que pasar encerrado.
“No estoy preparado para eso; no merezco más tiempo. 644 días han sido suficientes para mí. Soy una persona rehabilitada, una buena persona, un buen ciudadano. Aprendí mi lección. Sé que no debí tratar de rescatar a esa empresa, pero no creo que deba pasar el resto de mi vida en la cárcel”, señaló a los medios de comunicación.