Desde que el Presidente Salvador Sánchez Cerén asumió las riendas del país, los planes que se han impulsado no han logrado frenar el embate de la violencia.
Resumimos los 5 planes de seguridad con pocos resultados:
1. Plan de la Policía Comunitaria
En agosto del 2014, el gobierno de Salvador Sánchez Cerén impulsó el plan de la Policía Comunitaria para tratar de frenar los altos índices de violencia y delincuencia que afectaba a los salvadoreños. El plan fue cuestionado por analistas de seguridad porque sería impulsado en zonas con alta presencia de pandillas.
2. Batallones élites contra pandillas
Ante los altos índices de homicidios y extorsiones sin que se lograran frenar, las autoridades de Seguridad Pública abandonaron su planteamiento de combatir la criminalidad con la prevención y cambiaron el discurso por ser más contundente contra el crimen con la creación de tres batallones élites contra las pandillas integrados por 400 policías y 600 soldados.
3. Plan prevención El Salvador seguro
El Consejo Nacional de Seguridad Ciudadana y Convivencia (CNSCC) inició el plan El Salvador Seguro en 16 municipios con altas tasas de violencia. Analistas de seguridad cuestionaron que se haya comenzado en zonas de alto riesgo delincuencial, cuando esos sectores no habían sido recuperados por las fuerzas de seguridad, lo que sería un fracaso la implementación de programas preventivos.
4. Medidas extraordinarias
En los momentos en los que los homicidios alcanzaban los 22 por día en promedio, se impulsaron 14 medidas que el gobierno las llamó extraordinarias y que buscaba tener el control en los centros penales desde donde salían las órdenes criminales. El traslado y el aislamiento de los cabecillas era una de las medidas. Sin embargo, los efectos solo duraron unos meses y rebrotó la violencia
5. Otro plan llamado “Némesis”
A mediados de este mes, el gobierno volvió a impulsar otro plan que también busca neutralizar las órdenes de asesinar policias y soldados que salen de las cárceles. Uno de los propósitos es endurecer el régimen penitenciario para los cabecillas responsables de los ataques y amenazas al sistema de seguridad. Así como mejorar la contundencia contra las pandillas.