Incertidumbre y deuda golpean a la economía del país

Y tanta es la desunión entre la empresa privada y el Ejecutivo que tampoco han podido ponerse de acuerdo sobre el nuevo salario mínimo, que toca incrementar cada dos años.

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El sector de la construcción, registró -50 en el indicador de actividad global, el más negativo de los últimos tres años.

/ Foto Por Mauricio Alexander Caceres Garci

Por José Luis Henríquez

2016-12-01 7:38:00

“Unidos crecemos todos” fue el mantra con el cual el presidente de la República, Salvador Sánchez Cerén encantó a toda una nación cuando asumió su mandato hace 30 meses, en donde la gente de bien sentía que al fin habría entendimientos para lograr una verdadera reconciliación nacional y el tan anhelado repunte económico.

Pero, ni hubo unidad ni mayor crecimiento.

Según las estadísticas del Banco Central de Reserva el Producto Interno Bruto (PIB) creció 2.5 % en 2015, y en 2016 se prevé, con suerte, que se vuelva a tener el mismo ritmo de crecimiento; sin embargo, hay economistas que pronostican que el país crecerá 2.3 %, con lo cual la economía experimentaría prácticamente un estancamiento o, en el mejor de los casos, un leve decrecimiento.

Por otra parte la empresa privada se ha venido quejando en estos últimos años del doble discurso del Gobierno que mientras en la televisión nacional exhorta al empresariado nacional a trabajar juntos, en la tribuna popular ataca la actividad empresarial, la descalifica e incluso le aplica nuevos impuestos.


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En 2014 el Ministerio de Hacienda comenzó a aplicar un impuesto a las operaciones financieras; 10% a las ganancias de capital por la venta de inmuebles; un impuesto sobre activos netos del 1% y un impuesto para el control de la liquidez. En 2015 impuso el 5 % a las telecomunicaciones y el 5 % sobre las utilidades y ANDA aumentó la tasa que se cobra por el agua; y en 2016 incrementó 13 % el cargo a la energía.

Tanto acoso ha desincentivado a la pequeña y mediana empresa, que casi no está invirtiendo, sobre todo cada vez que observan que las ventas van para abajo, y cuando se publican listados de empresas supuestamente deudoras del fisco, aún sin haber finalizado sus procesos de apelación.

El último Informe de Coyuntura Económica de la Fundación Salvadoreña para el Desarrollo Económico y Social (Fusades), a noviembre de 2016, señala que luego de realizar una encuesta de dinámica empresarial, la gran mayoría de empresarios se quejaron de que sus ventas, hasta septiembre pasado, seguían cayendo.

Y tanta es la desunión   entre la empresa privada y el Ejecutivo que tampoco han podido ponerse de acuerdo sobre el nuevo salario mínimo, que toca incrementar cada dos años.

Pese a que el sector sindical acordó junto con la representación empresarial, en el Consejo del Salario Mínimo, un aumento del 15 %, aplicable en tres tramos, la ministra de Trabajo, Sandra Guevara, no ha observado el convenio, y  quiere imponer que el aumento sea de $250 para el área rural y $300 para el urbana.

La funcionaria ha dicho que en los primeros días de diciembre se procederá a elegir al nuevo Consejo del Salario Mínimo; hecho que ha sido criticado por sindicalistas que creen que se elegirá a sectores afines al partido de Gobierno.

De igual manera, aparte de la gran empresa, los pequeños y medianos empresarios casi no están invirtiendo, afectados por la excesiva tramitología estatal y por el accionar de la delincuencia: robos, extorsiones y crímenes, que según la Federación Nacional de Pequeñas Empresas (Fenapes) han hecho cerrar a miles de microempresas.

Ni la extranjera

La Inversión Extranjera Directa (IED) tampoco ha sido la más feliz, el Presidente anunció en su discurso de toma de posesión que se atraerían más inversiones; pero hace un par de meses la Cámara de la Industria Textil, Confección y Zonas Francas de El Salvador (Camtex) subrayó que en los últimos cinco años no han venido inversiones significativas al país.

Según el Consejo Monetario Centroamericano los flujos de inversión que entraron a El Salvador, hasta el primer semestre de 2016, fueron apenas de $156.9 millones, que si bien representaron un incremento respecto del año anterior, fue la mitad de lo que había previsto el Gobierno al inicio del periodo; y está por mucho muy lejos de lo obtenido por el resto de naciones de la región.

La delincuencia y la incertidumbre se han constituido en las barreras de entrada a un mayor flujos de divisas hacia el país.

Asocio para crecimiento

Asimismo, el presidente decía al inicio de su discurso, de aquel 1 de enero de 2014, que “el Asocio para el Crecimiento representa un eficaz plan que le brinda a El Salvador más posibilidades de hacer crecer su economía, reducir sus vulnerabilidades, disminuir la inseguridad y generar mayor inclusión. También estamos trabajando para formalizar la aprobación del Fomilenio II”.

Pero, dos años y medio después, la reducción de la inseguridad y lograr un mayor crecimiento, pese a ser los ejes fundamentales del Asocio para el Crecimiento, no se han logrado.  Si se logró la aprobación del Fomilenio II, pero más por el  apoyo de Estados Unidos que por los esfuerzos del Gobierno; pero, esta semana el patrocinador del compacto: la  Corporación Cuenta del Milenio mostró su preocupación de que el acuerdo está en punto crítico, porque se debe pasar de la planeación a la ejecución; y sabe que el Gobierno actualmente no tiene recursos para darle sostenibilidad a las obras proyectadas.