José Alberto García Ruano fue detenido el 26 de septiembre de 2014 como suele suceder en las tantas “redadas” o capturas masivas, que hace la Policía Nacional Civil en el país.
Sin embargo, dos años después un Tribunal Antimafia de Sentencia absolvió a García Ruano por falta de pruebas en su contra, lastimosamente, dos días después murió de insuficiencia renal, una enfermedad que se habría agudizado por su estancia en el penal de La Unión.
García Ruano había estudiado hasta tercer grado y durante toda su vida fue motorista de camiones de carga, pero por cuestión del destino se quedó sin empleo y la única opción que se le presentó, fue conducir una mototaxi en Guazapa, al norte de San Salvador.
Su esposa, Rosa Aminta Aquino de García, aclaró que la mototaxi en la que trabajaba su marido no era suya, sino de otra persona para quien él laboraba. “La mayoría de su experiencia fue manejar camiones, las motos casi no le gustaba, pero por necesidad no tuvo opción …”, relata Rosa Aminta.
El pecado de García Ruano para que ordenaran su captura fue brindar el servicio de mototaxi a pandilleros o por no impedirles que se subieran a su vehículo. Ruano García solo tenía dos días de dedicarse a ese oficio.
A raíz de esa situación, las autoridades consideraron que García Ruano era integrante de uno de los grupos de pandillas que operan en Guazapa y ordenaron su captura.
Fue así como en la madrugada del 26 de septiembre de 2014, un grupo de policías allanó a su casa y lo detuvo.
“Tocaron la puerta de la casa, él se levantó abrirles y de inmediato lo hincaron en el suelo y lo esposaron”, relató.
La esposa preguntó por qué lo detenían, los policías contestaron “porque pertenece a la pandilla MS. El no tenía tatuajes ni nada, su único error había sido entrar a zonas de maras adonde le pedían el servicio”.
El director de la Policía, Howard Cotto negó que hayan capturas masivas; y aclaró que las detenciones que ejecutan son por orden de la Fiscalía o de un Juzgado, o en flagrancia (in fraganti) cuando el sujeto es sorprendido en un delito.
“Nosotros no desarrollamos capturas masivas, nosotros realizamos capturas con órdenes administrativas y entonces ahí ya no hay proceso de depuración, porque son con órdenes de detención y se en el proceso hay flagrancia (cometiendo el delito) también se detiene”, dice Cotto.
Pero el procurador adjunto de Derechos Humanos, Ricardo José Gómez, sostiene que hay constantes denuncias por “atropellos y violaciones a la libertad personal y tienen que ver con capturas arbitrarias o detenciones ilegales”.
Como el caso de Ruano García, el procurador Adjunto afirmó que se investiga la detención de una persona que murió en las bartolinas policiales de San Juan Talpa, en La Paz, acusada de un delito que según familiares no cometió y que estando en las condiciones insalubres de la Policía, murió.
El juez Sexto de Instrucción de San Salvador, Roberto Antonio Arévalo Ortuño, afirmó que en las capturas por la matanza de 11 trabajadores en San Juan Opico, La Libertad el 3 de marzo, también se detuvo a una persona por error, quien permaneció siete meses presa.
También se refirió a dos muchachos que se movilizaban en moto, la PNC les hace seña para que se detenga, no acatan y siguen; una patrulla los persigue y les dispara. Después la Policía adujo que habían respondido de esa forma porque fueron atacados.
“A la hora de la detención no se les encontró armas a los muchachos, en la prueba científica tampoco se les encontró pólvora en las manos, tampoco había un solo impacto de bala en la patrulla que los seguía, pero fueron acusados de intento de homicidio, agrupaciones ilícitas y receptación por la moto, pero cero pruebas, en cuanto a la moto presentaron la escritura de compra venta para demostrar su legar tenencia, pero al final estuvieron siete meses en prisión”, dijo el juez.
Los muchachos perdieron su trabajo por estar presos injustamente y sus estudios universitarios.
En el caso de García Ruano, no tenía opción con su mototaxi: si negaba el servicio a los pandilleros corría el riesgo que lo mataran y si los llevaba como finalmente lo hizo, lo capturaría la Policía y eso fue lo que en realidad sucedió.
“El me decía si me buscan para hacer un viaje yo voy porque ese es mi trabajo “, afirmó la mujer. En el procedimiento, los policías registraron la casa “le dieron vuelta a todo en busca de armas y no encontraron nada, pero siempre lo detuvieron”
Treinta días permaneció en las bartolinas de Apopa, de ahí lo enviaron al penal de La Unión.
El procurador adjunto aclaró que la mayoría de las detenciones por lo general sin una orden escrita de una autoridad competente, situaciones en las que la Policía aduce el delito de resistencia.
Esto se da cuando hay abuso de autoridad y las personas se niegan, entonces la detienen por el delito de resistencia.
También ocurre, afirma el procurador adjunto que en las capturas se detiene a quien esté en el lugar del procedimiento “sin individualizar la conducta delictiva de cada ciudadano”.
Por la condición económica de su familia, la esposa solo lo fue a ver un año pero el segundo ya no lo pudo seguir visitando.
Tiempo después y pasado un año de detención en La Unión, Jorge Alberto le confesó que le habían detectado insuficiencia renal crónica, anemia profunda y graves daños en el hígado. Por su condición los médicos solo le daban cinco meses más de vida.
A raíz de su mal estado de salud comenzó su lucha porque los jueces consideraran su caso y le dieran medidas alternas o libertad condicional para que finalizara sus últimos días de vida en su casa junto a sus seres queridos.
Las peticiones de consideración de parte de Jorge Alberto a través de su familia no cesaron pero nunca obtuvo respuesta favorable.
“Sus últimos días fueron críticos: fuertes dolores, diarrea y vómito intenso; nunca le aplicaron diálisis ( proceso para purificar la sangre) yo pedía al director del penal que lo dejaran vivir sus últimos días a lado de sus tres hijos (5, 10 y 15 años) pero nunca aceptaron”, lamentó su esposa.
La única opción que Jorge Alberto tuvo antes de morir fue una vídeo llamada en la que lo único que les pudo decir fue “hijo los amo”, fueron momentos muy dolorosos.