Sobresueldos necesarios, sobresueldos no justificados

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Trabajadores en la estructura de la casa de máquinas en el proyecto El Chaparral.

/ Foto Por Mauricio Cáceres

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2016-12-06 9:06:00

Los sobresueldos que se dispensan para controlar y corromper a funcionarios de órganos que deben ser independientes son distintos de los sobresueldos que en una época se daban a personas que los gobiernos de entonces reclutaban para poner en orden instituciones o hacerse cargo de desarrollar algún proyecto, pero que eran insuficientemente pagados con los salarios estatales.

Muchos de ellos tomaban licencia de sus normales ocupaciones con tal finalidad, “nivelando” el salario formal con pagos extra cubiertos de los fondos discrecionales del Poder Ejecutivo. Se dio inclusive el caso de que expertos extranjeros llegaron al país a asesorar a diferentes entidades estatales y se les compensaba con esa clase de pagos adicionales.

Sin embargo, no se ha contado con una legislación que regule al respecto y no es sano que a un funcionario a quien ya se le paga muy por encima de lo que devengaría en el mundo real y pertenece a instituciones que deben hacer justicia como la Corte Suprema, la Fiscalía o la Corte de Cuentas, le agreguen salarios adicionales, considerando además la situación precaria en la que se encuentra el país.

Magistrados de la Sala de lo Constitucional revelaron que las investigaciones de la sección de Probidad han determinado que los gobiernos efemelenistas han dispensado sobresueldos de hasta $15,000 a funcionarios, lo cual es indignante mientras el hospital Rosales funciona en condiciones precarias y las escuelas están deterioradas.

Muchos funcionarios del presente y anterior gobiernos están sobrepagados con lo que ya reciben y la pobre gestión que realizan, por lo que no hay manera de justificar un sobresueldo.

Sólo hay que ver, por ejemplo, el empeoramiento de los servicios de salud, la carencia de insumos y medicinas en los hospitales, el deterioro de las instalaciones y los conflictos con los médicos.
 

El grave delito del soborno
que pudre a toda la sociedad

 

Pero lo más grave son los sobornos a diputados, jueces, cabezas de gremiales y personas en posiciones influyentes para ganar su apoyo para las ocurrencias y causas que quienes están el poder buscan apoyar.

O como diría Sor Juana Inés de la Cruz, “se paga por el voto o se vota por la paga”, como las muchachonas a quienes ella se refería.

Sin embargo, mientras se ha perseguido a personas vinculadas a la oposición política, descansan en mullidas camas individuos ligados al oficialismo, como un expresidente de la Asamblea que por algún milagro pasó de pequeño asalariado a importante inversionista, inversionista de trajes Armani que ha gastado enormes sumas de dinero en hermosear sus oficinas.

El soborno es cohecho, corrupción, viola los derechos de quienes son insobornables, rompe la imparcialidad que debe regir en un Estado. Violan la ley y roban los funcionarios que sobornan como los individuos que aceptan ese dinero.

Al final casi nada se hace en un país sin untarle la mano a alguien, desde policías hasta aduaneros.