El último recuerdo que Katherine González deja en la iglesia de la Asamblea de Dios donde asistió durante cinco años, es un mural con letras doradas que colocó el domingo pasado durante la celebración del 30 aniversario. Ese fue el último día que sus amigos de su iglesia y familia la vieron sonreír y cantar con mucho gozo y júbilo.
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Katherine era la directora del ministerio “Adoradores de Betania” y su trabajo dentro de la iglesia era admirable.
A su lado, siempre estaba su novio, Jonathan Martínez, quien era el segundo comandante menor del ministerio “Exploradores del Rey”. También tenía compromisos y un lugar privilegiado en la iglesia. Ambos jóvenes, de 19 y 24 años, fueron asesinados el lunes pasado cuando se transportaban en una moto en la colonia Santa Simona, del cantón Los Llanitos, en Ayutuxtepeque.
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Este día ambos fueron enterrados en un cementerio en San Salvador donde acompañaron, decenas de amigos, compañeros de estudio y familiares. Todos lamentaron el triste destino de dos futuros profesionales.
Quienes eran Katherine y Jonathan
Katherine estudió en una escuela pública en Ayutuxtepeque, fue cachiporrista y siempre fue admirada por sus maestros y compañeros por su belleza física. Se graduó de bachiller General en el Instituto Albert Camus y desde hace un año estudiaba Licenciatura en Educación.
En la iglesia, la joven tenía privilegios y deberes desde 2011. Su compromiso era la organización de eventos y embellecer el templo. La joven era parte del coro y tocaba la batería, su talento en la música era admirable, ya que además cantaba en el coro de la iglesia. Era la voz líder.
La joven trabajaba para ayudar a sus padres con los gastos de la casa, ya que era la mayor de dos hermanos. Debido a la presión de los horarios y estudio, Katherine dejó recientemente su último trabajo en un restaurante de comida rápida.
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— elsalvador.com (@elsalvadorcom) December 5, 2016
Jonathan de 24 años, luchó por salir adelante desde que era adolescente. Estudió en el mismo instituto que su novia y se graduó con buenas calificaciones.
Tenía cuatro años de estudiar para maestro y el próximo año terminaría sus estudios universitarios. Sus notas no bajaban de 8 y según sus compañeros, era aplicado y muy inteligente.
Para pagar sus estudios se dedicó a trabajar en varias empresas y actualmente laboraba en una gasolinera en Santa Elena. Con lo poco que ganaba de salario y con préstamos logró adquirir una motocicleta para llegar a tiempo a la universidad y al trabajo.
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También era parte del coro de la iglesia y desde hace cuatro meses compró un bajo (guitarra) y el domingo tocó su primera canción.