El equipo perdió 19 de sus miembros, sin embargo para la justicia de Brasil, esto no es una razón para no jugar y son sancionados con una multa.
La humanidad puede ser increíble
Al leer el título del artículo publicado por La Nación, un periódico argentino, tuve que volver mi vista hacia atrás para asegurarme que había leído bien.
El equipo que acaparó la atención del mundo por haber perdido a casi todos sus miembros en la tragedia aérea, ahora está siendo multado junto al Atlético Mineiro, por una suma total de $30,000 dólares por haber suspendido el partido que estaba planeado para el día primero de diciembre.
Este partido correspondía a la última fecha del llamado Brasileiro, la liga de fútbol de Brasil.
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Según el artículo 203 del tribunal de justicia Deportiva, y según lo informado por La Nación, se determinó la multa amparándose en el citado artículo de las leyes que rigen el fútbol en el país brasilero.
El partido había sido suspendido por que para el resto del mundo, parece ser una razón y causa más que justificada: una tragedia que se cobró la vida de 71 personas. Sin embargo, para las leyes, eso no es razón suficiente.
Por otro lado…
También se supo, según lo publicado por Give Me Sport, que el director de LaMia, la línea aérea en la que viajaba el equipo, fue detenido. Según se ha informado, la compañía ha sido suspendida y se encuentra bajo investigación y su director, Gustavo Vargas Gamboa, fue arrestado en Bolivia.
Una tragedia que impacta al mundo de tantas formas que nos puede ayudar a aprender a cambiar
Por un lado el mundo se desmoronó con lo sucedido, y la compasión y las lágrimas; el apoyo y la solidaridad, desbordaba por cada rincón, pero por el otro, aparentemente, las leyes son las leyes.
Mi abuela siempre decía que sólo es sabio aquel que es capaz de notar cuando romper o doblar una ley.
Esto es algo que como familia, como padres, como ciudadanos, debemos prender a aplicar. Así como esta noticia causa indignación en el mundo por la decisión de un tribunal de justicia deportiva, así también en nuestras vidas personales podemos cometer éste tipo de equivocaciones.
Las leyes, las reglas, los códigos familiares, o estatales, o de donde sean, son colocados para que haya orden, para garantizar la justicia y la protección, sin embargo, siempre debemos ser sabios, para poder saber cuándo esa regla puede ser una excepción.