Rosario del Carmen Chávez, de 64 años, recuerda aún cómo disfrutaba abrir sorpresitas cuando era una niña de 4 años. “En realidad sí era una sorpresa abrir una, los juguetes venían envueltos en papel de China y aunque a veces uno podía más o menos averiguar que venía en la bolsita al solo tocarla, siempre provocaba emoción”, dijo.
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Recuerda que en esa época y en el pueblo donde vivía, era para los padres algo difícil poder comprar juguetes, así fue que la sorpresita se volvió para los pequeños, uno de los productos que más consumían en la niñez. “Como fuera reuníamos los 5 centavos de colón que costaban, para tener varios juguetitos”, agregó.
Cacerolitas, pitos, carros, indios, animales, dulces, pelotas, entre otros, han sido por tradición algunos juguetes que se han incluido por 85 años en este producto producido por la Confitería Americana.
José Luis Cabrera, quien se ha encargado de mantener la tradición que sus padres le heredaron, asegura que con el paso de los años, las sorpresas son un producto que se ha vuelto indispensable en fiestas infantiles. “Los niños siempre piden sorpresas en las piñatas. Son las favoritas de los niños. Puede percibirse en sus expresiones cuando las reciben”, asegura.
Según Cabrera, la idea de la sorpresita salvadoreña surgió de un viaje que su padre Antonio Cabrera hizo a los Estados Unidos. Ahí observó un producto similar para niños y decidió traer la idea al país.
Actualmente, a diario son preparadas más de mil sorpresitas, que son distribuidas en cada rincón de El Salvador.
Yeimi Pacheco, empleada de la Confitería, prepara con gran agilidad en sus manos, las sorpresitas, desde hace ya más de 10 años.
Al igual que cientos de salvadoreños, Pacheco, creció abriendo sorpresitas. Ahora que es una de las encargadas de hacerlas, es para ella una alegría realizar esta labor y asegura que se siente bien preparar un producto que ya es considerado una tradición entre los salvadoreños. “Mis hijas también han crecido abriendo sorpresas. Antes, cuando eran pequeñas, me rogaban que les llevara”, declaró.
Muchos de los juguetes que Yeimi envuelve a diario, son comprados por medio de catálogos a otras empresas. Los paquetes son sellados, como siempre se ha hecho, con pegamento hecho a base de almidón.
La sorpresa salvadoreña es para muchos algo que provoca nostalgia y una que otra sonrisa al recordar objetos chistosos o extraños que se han encontrado dentro de las bolsitas.
A pesar de las nuevas tecnologías o de los juguetes contemporáneos, siempre sigue siendo uno de las favoritas de las piñatas.