Las 356 familias del cantón La Fragua, en Moncagua, por muchos años caminaron más de cuatro kilómetros para poder abastecerse de agua, lo cual fue resuelto a medias cuando, en 2002, la comunidad junto a la municipalidad crearon un proyecto de agua potable que permitía dar el servicio de agua potable por algunos días; pero el costo en la energía eléctrica era alto y el servicio no era suficiente para más de 200 familias que habían en aquel tiempo.
“Recibíamos agua una vez al mes, por esa razón la comunidad continuó la gestión hasta llegar a solicitar a la embajada de Japón que nos ayudara a construir un tanque de captación de agua”, dijo José Cruz, residente de la comunidad.
En 2010 llegó Fundación Campo y ayudó a la comunidad a plantear una solicitud formal a la embajada nipona para que les construyeran un tanque. En 2013, el proyecto fue aprobado.
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“El tanque tiene una capacidad de 150 metros cúbicos que es distribuida en una red de impelencia de 800 metros, y seis kilómetros de tubería para las acometidas domiciliares”, explicó Warberto Lazo, representante de Fundación Campo.
El servicio de agua potable está divido en dos sectores y el equipo de bombeo está disponible para llenar el tanque durante nueve horas en cada ocasión.
El proyecto, cuyo costo fue de 241 mil 171 dólares, ha permitido que ahora las familias tengan un mejor nivel de vida porque el agua llega a diario y solo en las zonas alta les llega cada dos días, pero aseguran que es en las cantidades necesarias para abastecerse.
Cruz recordó que “antes para abastecernos debíamos caminar más de cuatro kilómetros a un nacimiento de agua, ahí se hacían enormes filas y esperábamos por horas para llenar un cántaro con agua”.
Con las conexiones domiciliares, aseguran, es un sueño hecho realidad gracias a todas las instancias que les apoyaron en el proceso.
El centro escolar de la comunidad fue uno de los principales beneficiados porque los niños ahora no llevan el agua desde sus casas para consumir o para que les cocinen los alimentos.
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La directora del centro de estudios, Lorena Alvarenga, dijo que “este proyecto nos ha beneficiado mucho porque los niños ahora tienen agua de calidad y todos los días a su alcance, esa misma agua es la que usamos para cocinar alimentos y estamos muy agradecidos con todos los que hicieron posible este proyecto”.
Takumi Kojima, tercer secretario de la cooperación técnica y financiera de la Embajada de Japón, señaló que “esta comunidad tenía problemas con el abastecimiento de agua y el gobierno japonés decidió apoyarlos en 2012, y en 2013 fue entregado el proyecto”.
El aporte de la embajada fue de 122 mil 164 dólares para la construcción del tanque y aseguró que el aporte es parte del Programa de Asistencia Financiera no Reembolsable para Proyectos Comunitarios de Seguridad Humana (APCS), con el cual cada año aportan ayuda a diferentes comunidades de todo el país.
Anualmente la embajada realiza unos 20 proyectos en los rubros de agua, educación y salud.
Según Kojima, lo más importante es poder apoyar en necesidades que son de carácter prioritario a las comunidades que más lo necesitan.
El programa APCS fue creado en 1991 por la embajada, con el cual han ejecutado 377 proyectos en los diversos rubros que atienden.
La inversión social en las comunidades asciende a 32 millones de dólares.
Uno de los requisitos para poder optar a este programa es que las comunidades tengan un papel activo, como fue el caso del cantón La Fragua, donde aportaron con mano de obra no calificada 79 mil 820 dólares, lo que fue básico para ejecutar el proyecto.
La comuna de Moncagua otorgó más de 29 mil dólares y la Fundación Campo, nueve mil 86 dólares para terminar las obras.