El respeto es algo que recibimos de los demás, no lo podemos exigir, solo nos lo podemos ganar o perder. Personalmente considero que el presidente Salvador Sánchez Cerén se merecía el respeto de todos los ciudadanos aun cuando no hayamos votado por él. No solo porque es una persona de avanzada edad, sino porque ocupa una posición que merece respeto. Además, sin voltear a ver su pasado lleno de sangre del conflicto, consideraba que dentro de la cúpula del FMLN, era uno de los pocos que se le podía dar el beneficio de la duda con respecto a su honestidad y deseo de ver cambios en nuestra sociedad. Sin embargo, hay muchas acciones, comentarios y omisiones del presidente Sánchez Cerén que me han hecho perder de vista lo positivo que estoy seguro cualquier humano tiene.
Quiero aclarar que no me refiero a los constantes atropellos del castellano usando “las y los” en todo lo que se le ocurre, ni mucho menos los “Kilovatios de agua” y tampoco el último de hace unos sábados en el que pidió a un grupo de mujeres discapacitadas “que se paren”. La verdad es que todos somos humanos y hasta el más inteligente ha dicho “subir para arriba” más de una vez. El que lo niegue simplemente no es honesto.
Lo que verdaderamente ha deteriorado la imagen del presidente Sánchez Cerén son los mensajes que nos da a todos los ciudadanos, cuando mantiene en el cargo a personajes de la administración Funes, que claramente no han hecho su trabajo y sus instituciones tienen serios cuestionamientos de transparencia. Cuando el presidente no se pronuncia o pide perdón por la corrupción del recién condenado ex director del Seguro Social del primer gobierno del FMLN, y por el contrario, mantiene un silencio sepulcral, nos da un mensaje de apadrinamiento de la corrupción. Pudiendo hacer una cadena nacional para hacer un mea culpa y comprometerse a fortalecer el presupuesto de la Fiscalía General de la República, prefiere mentir sobre el crecimiento económico del 2016 diciendo que ha sido el más alto en los últimos 16 años.
Sin embargo la gota que rebalsa el vaso de la paciencia de los ciudadanos, tiene que ver con el constante hostigamiento e irrespeto del FMLN, el gobierno del presidente Sánchez Cerén y el séquito de borregos que ahora amenazan a la Sala de lo Constitucional. Por meses hemos visto el constante ataque verbal de todos los personeros del gobierno, liderados por el presidente. Todo dentro de un contexto de respeto, sobre todo a la vida, tiene que ser soportado por los funcionarios públicos como son los miembros de la Sala. Sin embargo, el Magistrado Florentín Meléndez ha denunciado que grupos afines al FMLN, junto con algunas estructuras del gobierno, han transgredido la libertad de expresión que todos tenemos y ahora incitan a la violencia en contra los cuatro Magistrados. Este era el momento en el cual esperaba que el presidente Sánchez Cerén diera la cara por el error de algunos calenturientos de su partido que se quedaron congelados en los años 80. Sin embargo, el presidente en el show de ese sábado decidió terminar de perder el respeto de la población. De manera burlesca desestimó las amenazas contra los magistrados y tácitamente apadrinó las amenazas que reciben. A partir de esa actitud, el presidente Sánchez Cerén pisoteó su investidura, dejó entre dicho su vocación democrática y nos retrocede al nefasto tiempo en que la guerrilla asesinaba funcionarios en el país.
Ganarse nuevamente el respeto de los ciudadanos es posible, si da un cambio real a su gestión, en la cual esperamos ver destitución de ministros por ineptitud y/o corrupción, así como una actitud de democrática frente a las resoluciones de la Sala de lo Constitucional, en la cual se fomente la independencia y separación de poderes del Estado, aun cuando esto no le convenga a su partido o su gestión gubernamental.
*Colaborador de El Diario de Hoy.
@luisportillosv