El 2016 ha sido interesante para la escena de música independiente nacional. Ha sido un año de nuevos proyectos y el regreso de algunas bandas. Gabriela Rivera lleva años involucrada en la escena musical del país, por mucho tiempo se le reconoció como la vocalista de la agrupación “Cartas a Felice”, pero su trabajo va más allá de esto. Gabriela forma parte de la Asociación por el fomento de la industria musical en El Salvador y Alieníjas, programa radial en donde se transmite música hecha por mujeres.
Este año también vio el nacimiento de Reburra, el nuevo proyecto de Gabriela, que posee el potencial de convertirse en un colectivo de artistas de diferente rubros.
Gabriela se reunió con El Diario de Hoy para discutir sobre sus proyectos durante el año y el panorama musical en El Salvador.
¿Qué proyectos realizaste durante el año? ¿Cómo fue tu 2016?
Ha sido bien curioso porque 2016 lo empecé con “Cartas a Felice”, y a mitad del año decidimos separarnos. El grupo mutó y yo cambié toda mi visión. Mi trabajo durante el 2016, más que como artista, fue de gestión cultural. Trabajé con Natalia Alejandro, en la producción de sus eventos, por ejemplo. En este momento estoy empezando un proyecto que no quiero dejarlo como un proyecto musical, sino como uno audiovisual y que no dependa solo de mí, sino de varias personas, eso es Reburra. He estado trabajando en radio con un proyecto que se llama Alieníjas que está dedicado a la difusión de música hecha por mujeres. Por cierto, con este programa estuvimos como agentes de la primer convocatoria para el primer festival de hip hop de mujeres en Cuba. Ha sido una cuestión de tratar de ser un ente que reúna a todas esas mujeres que trabajan música y que exista una plataforma donde se puedan conocer y trabajar juntas, eso ha sido Alieníjas.
¿Cómo ha ido creciendo la escena musical nacional a lo largo del 2016?
Considero que ha ido creciendo. En el tiempo que tengo de trabajar en este ámbito, que son alrededor de 5 o 6 años, hemos tenido una característica y es que somos como una ola. Yo me acuerdo que cuando empecé éramos bastantes, eran muchos proyectos y todos estaban empujando. Habían varios (proyectos) que iban para arriba pero al mismo tiempo empezaron a bajar. Este año es una cuestión que no fue que iba a desaparecer la escena, sino que las bandas que ya conocemos se tomaron el tiempo para reorganizar, cambiar y crecer. Hicieron una reestructuración interna, que puede venir con cosas más grandes y más interesantes o no, quién sabe.
Pero también desde abajo ha habido bastante movimiento, han empezado a salir grupos nuevos, cosas pequeñitas, por ejemplo “The Vibes”, “Primal Pulse” y Natalia Alejandro, que también es importante el hecho que exista una presencia femenina en frente.
Bandas como “Voltar” que regresaron este año después de tener un año de no haber tocado. Hay algo que está empujando para que la escena no se termine de asentar. Así he visto el panorama este 2016, cosas chiquitas que han ido saliendo y han ido creando una riqueza bien interesante.
¿Cómo se ha transformado la escena en el 2016?
Estamos viendo propuestas que no son lo mismo de siempre, el ejemplo más claro son “The Vibes” y “Primal Pulse”. (El primero) es un proyecto electrónico que no habíamos visto antes. Hasta el momento no se había visto a nadie en el país sentarse a hacer música (electrónica) con ritmos latinos, con una identidad basada en leyendas y figuras nacionales. Ellos representan el venado y el jaguar. Otros proyectos como “Manyula Dance Club” que explora el zouk (estilo musical afrocaribeño), la afrodescendencia, que es algo que no se habla acá. Por otro lado, está “The Vibes”, una banda con un carácter y un sonido tan despreocupado pero muy bien trabajado. No teníamos una banda así, teníamos bandas de punk, hardcore y metal pero no una banda de garage rock.
De hecho, (los miembros de estas bandas) son personas que han estado en proyectos conocidos. Los dos miembros de “Primal Pulse” tocaban en “Los Tachos”. El fundador de “Manyula Dance Club” estuvo en “Pollyclass”, “Pashpak”, y es fundador del Indie Collective. Es gente que ha empezado a ver la importancia de tener una identidad latina en tu música. Uno de los factores que ha llevado a esto es que muchas de estas personas ya empezaron a ver los mercados afuera de El Salvador, ya no están haciendo música para un público salvadoreño sino para un público internacional. Ahorita hay todo un movimiento en el área de California, Estados Unidos, que se llama “los salvis”, estos son hijos de migrantes salvadoreños que están buscando tener una identidad nacional, están buscando bandas con las que se pueden relacionar porque ya los Hermanos Flores no es algo que les interesa. Esas son cosas que han ido motivando un poco a que la música o la escena musical se enriquezca y cambie un montón.
¿Crees que la incorporación de ritmos latinos es lo que necesita el país ahorita musicalmente?
Yo creo que sí, ya hay ejemplos de eso, que esa ha sido la carta de presentación de esos países para el mundo. Colombia es el ejemplo más claro. Un sonido “Gallo Negro”, “Bomba Estéreo”, o “Monsieur Periné”, que a pesar de tener un sonido muy “afrancesado” tienen raíces de la cumbia colombiana. Esto te ayuda a catapultarte a mercados donde la gente lo que quiere es saber quién sos y de dónde venís, más que solo escuchar una banda que pueden escuchar cualquier día o que les va a contar algo que ya es parte de su realidad.
La gente está empezando a buscar que la música sea una experiencia que los lleve a conocer estos lugares, a mí me parece una herramienta muy importante y que hay que empezar a verla.
La escena musical de Guatemala ha crecido bastante y está empezando a migrar internacionalmente ¿Creés que vamos hacia eso?
El caso de Guatemala es curioso, porque de cierta manera, es gente que ha tenido un acceso más rápido a otras escenas como la mexicana. Este es el caso de bandas como “Easy Easy” y Jesse Baez (vocalista de la banda, ahora solista), que han tenido un acceso bastante rápido y una aceptación muy buena por parte de ese público y han sabido mutar hacia ritmos que están de moda como el trap. Lo que yo veo en eso es que son ritmos que duran poco, y en uno o dos años ¿qué van a estar haciendo? Tendrán que empezar de nuevo, y siento que tener una identidad más clara y un contenido más claro de quién sos, más que una moda, te puede llevar a tener un público mucho más estable. Eso puede ser una gran fortaleza. No siempre vas a estar tocando una mezcla de swing con cumbia, o algo por el estilo, pero sí la gente sabrá notar que sos un producto de un área específica.
¿Considerás que podemos tener una consolidación del movimiento musical en El Salvador?
Hay esfuerzos como la asociación de la cual yo soy parte ahorita, AFIMES, (Asociación por el fomento de la industria musical en El Salvador), en la cual tenemos dos años de estar trabajando por legalizarnos. Otro intento fue el Indie Collective que, en su momento, consolidó a todas las bandas independientes del país y eran todas trabajando para todas. Una parte nos separamos y tratamos de hacer este proyecto (AFIMES) que es una institución con una legalidad específica con responsabilidades legales que adquirir y, asimismo, derechos legales que podés tener. Eso es bien importante y lo músicos aquí no lo ven, lo importante de tener una identidad legal que te respalde. AFIMES no sólo trata de congregar a la mayor parte de músicos, pero también todo ente que trabaje en una industria musical: productores, ingenieros de sonido, agentes de derechos, todas esas cosas son súper necesarias.