SAN MIGUEL. Con sencillez y mucha alegría, doña María de Mejicano de 80 años, subió por primera vez a un estrado para recibir su certificado que la acredita como estudiante aprobada de primero y segundo grado.
La octogenaria pasó por meses de intensas jornadas de clases, para lograr su objetivo, aprender a leer y a escribir.
Según de Mejicanos, el haber aprendido a leer y escribir fue un derecho del que por muchos años estuvo privada por razones personales, pero que al ocaso de su vida, ha logrado alcanzar con esfuerzo.
“Me da mucha felicidad, hoy pude lograr lo que mi madre no pudo darme (educación), porque éramos doce hermanos y educarse era difícil en aquellos tiempos”, recordó de Mejicano.
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Comentó que tuvo que quedarse apoyando a su madre en la casa y por ello no pudo ir a la escuela.
Vivir sin conocer la luz de las letras, confesó, le hacía difícil la vida, pues no podía salir sola a la ciudad para ir a comprar, puesto que no lograba ubicar direcciones y era complicado hacer las cuentas sin conocer los números y operaciones tan básicas como las sumas, restas o multiplicaciones.
“Siempre iba con una hija a comprar, porque me casé y tuve siete hijos a los que sí mandé a la escuela, con ellos salía a los pueblos”, reitero.
De Mejicanos reside en el cantón Planes Primero, de Chinameca y aseguró que lo que más la hace feliz, es que fue una de sus nietas la que se encargó de mostrarle la luz de las letras, pues trabajó como voluntaria del programa de alfabetización del Ministerio de Educación durante todo el 2016.
“Al inicio le dije que le ayudaría para apoyarla en sus clases, porque era un requisito que le pidieron en el bachillerato, pero después de aprender le agradezco, porque ha sido de mucho provecho”, dijo María.
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Los adultos
El programa de alfabetización inicio en abril de este año y graduó a 725 adultos que aprendieron a leer y escribir en todo el departamento de San Miguel, además de 700 adultos que se acogieron al programa impulsado por la alcaldía. También se graduaron del nivel uno de educación para adultos.
“Mi nieta era muy paciente y me enseño las letras y los números, ahora ya se leer y aunque se me dificulta por la vista, me siento feliz de haber aprendido”, dijo de Mejicano.
Todas las semanas estudiaba por dos horas con las materias básicas, como lenguaje, matemáticas, ciencias y sociales.
Sus calificaciones, fueron de las mejores. En su certificado aparecían ochos y nueves.
El proyecto contó con el trabajo de 210 voluntarios migueleños y las proyecciones de las instituciones, es declarar a más municipios libres de analfabetismo.