Para Gerardo Bojórquez, “el cielo es el límite y este no tiene fin porque uno puede llegar hasta donde uno quiera”, así es como describe él cada meta que se propone.
Luego de pasar por un momento duro en su vida, se ha propuesto no dejar las cosas que le gusta hacer, entre ellas el deporte, y así vivir cada momento bueno que le brinda la vida.
“Puse un negocio, pero entre el 2008 y 2010 quebré, lo perdí todo a los 32 años. Me regresé a vivir a la casa de mi mamá con una deuda de $125 mil dólares, incluso después de pagar todo”, explica. Tocó fondo al perder la custodia de sus hijos y su matrimonio, “pensé en todos mis amigos que se habían quitado la vida y entendí el punto en el que habían pasado, pero me dije que no iba a tomar ese camino”.
Te puede interesar: Aquellos diciembres, una serie cargada de nostalgia
Pasó semanas deprimido hasta que decidió salir con un amigo a caminar a un cerro. “No necesitás nada más que una botella con agua”, le dijo el amigo a Gerardo. Y así fue como poco a poco, el deporte lo ayudó a salir adelante, fuera de la depresión por la que estaba atravesando.
“Todas los momentos difíciles pasan y lo que hoy es tragedia, mañana ya no lo es. Fueron difíciles momentos pero Dios siempre está presente. Mente, fuerza y corazón. Adelante. Y por supuesto mucho amor y apoyo de la familia”, expresa Elvia Bojórquez, mamá de Gerardo.
Este salvadoreño considera que lo importante es no es tocar fondo, sino salir del “hoyo” y por eso fue que eligió correr ultramaratones de montaña. “Es como llevar todos los capítulos de tu vida en la carrera, vas a tener momentos de euforia, ansiedad, tristeza, dolor, duda e incertidumbre. En la vida es lo mismo, cuando vienen esos bajones, la única diferencia es que no sabes cuando terminan, pero si seguís avanzando y no te rindes, tarde o temprano, vas a salir y serás una mejor persona y ser humano”, afirma Bojórquez.
También puedes leer: La huella de la ESEN en la formación de abogados
Actualmente, Bojórquez se siente satisfecho con su trabajo y cree que si sigue haciendo bien las cosas, puede crecer más profesionalmente; mientras que, con las maratones, su meta es correr los 250 kms en etapa única, es decir, sin parar y cuando lo haga “intentaré recorrer desde La Unión hasta Santa Ana o Ahuachapán”.
Finalmente, Gerardo aconseja que lo principal es creer en las cosas, confiar; además, “no nos preocupemos, sino ocupémonos y por sobre todo creamos en que Dios está siempre con nosotros. El ser humano no va a llegar lejos, sino es de la mano de Dios, no estoy hablando de religiones, sino que de Dios”.