Las playas, uno de los primeros sitios que vienen a la mente de los salvadoreños cuando se piensa en vacaciones, están en franco deterioro por la contaminación, tal como pone en evidencia un estudio realizado este año en seis reconocidos puntos de la costa salvadoreña.
El biólogo marino, Enrique Barraza, explicó que en las playas Los Cóbanos y Barra Ciega, del departamento de Sonsonate; El Pital, de La Libertad; Las Flores, de San Miguel; Costa del Sol, en La Paz; y El Espino, Usulután, identificó entre la arena, y en tamaños muy pequeños, la presencia de residuos de plástico y de poliestireno (resina sintética), que en el país conocemos como durapax.
Según Barraza, el material plástico que se encontró medía de 2 a 10 milímetros. Entre lo más visible estaban los tapones de botella de diferentes tipos de bebida, pero en una de las muestras incluso encontró bolsa de plástico.
En palabras del especialista, estos desechos representan un riesgo para la vida de los animales acuáticos y de las aves que habitan en la costa, pero también para el ser humano.
De las playas locales donde se tomaron muestras, las más afectadas son Las Flores y El Espino, que son las que reciben más turistas a lo largo del año.
La investigación llevada por él, desde el seno del Instituto de Científica Tecnología e Innovación (ICTI), de la Universidad Francisco Gavidia, implicó la toma de muestras de la arena que está en la línea de marea alta y en la berma (que es el punto donde no llega la marea alta). Eso ocurrió durante la época seca (abril) y lluviosa (agosto).
En cada temporada recolectó 12 cubetas de arena, de un área de 1,600 centímetros cuadrados de playa, la cual procesó y analizó.
“Hicimos tamizado (colado) de la arena para separar diferentes tamaños de residuos sólidos. Un tamizado a 10 milímetros de grueso, otro tamizado a 4 milímetros y el último más fino a 2 milímetros. “Al tener los residuos los pesábamos para determinar la ocurrencia y el peso que ocupaba cada material detectado”, explicó.
En general, de las muestras que colectaron en la época seca se obtuvo 15.5 gramos de plástico y de las tomadas en la época lluviosa resultaron 6.2 gramos.
Si bien, para algunos, las concentraciones de plástico y durapax obtenidas tras finalizar el análisis no sean dramáticas, el biólogo marino enfatiza que, independientemente de las cantidades, el solo hecho de que haya plástico significa que hay un impacto.
“Se puede considerar que son relativamente pequeñas; (pero) en primer lugar el plástico no es natural y el hecho de que se encuentre en la playa es reflejo de problemas”, explicó.
El estudio de Barraza complementa otro que desde 2015 lleva a cabo el investigador del Laboratorio de Nanotecnología del ICTI, Rainer Christoph, este con el fin de detectar el impacto del plástico y microplástico en las aguas costeras.
¿Pero cuál es el impacto que puede causar el plástico tanto en el mar como en la costa?
El biólogo marino sostuvo que los animales pueden confundir los desechos más pequeños de plástico con alimento y consumirlo, lo que les podría crear problemas que los lleven a la muerte.
“(Los pequeños trozos de plástico) Parece como huevitos, entonces los depredadores: aves, delfines, tiburones, peces en general, se lo comen y algunos que no tengan un sistema digestivo fuerte, resistente, o apropiado se les obstruye y mueren de hambre porque la comida no pasa. Lo mismo (efecto) pasa con el poliestireno”, detalló.
A esto se suma que el plástico y el poliestireno tienden a acumular sustancias tóxicas, sobre todo pesticidas, hidrocarburo, entonces los animales que lo consumen se contaminan y pueden morir por ese motivo. En el caso de que estos sobrevivan si el ser humano los ingiere también se contamina.
Barraza alude que en Estados Unidos ya hay investigaciones recientes que plantean que organismos que sobreviven en el océano filtrando el agua, como el caso de las ostras, se ven afectados por la contaminación con microplásticos ya que afecta su metabolismo, su reproducción y crecimiento.
Además de plástico y durapax, durante el análisis de la muestra se detectó la presencia de material vegetal como trocitos de ramas, de troncos de árboles y de carbón, lo cual refleja que hay una cadena de carbono poco investigada.
El próximo reto que tienen en esta área es el de estudiar el impacto que estos productos tienen en los animales que viven en la zona costera.
Los Cóbanos, un ejemplo en manejo de desechos
Uno de los hallazgos que sorprendió al doctor Enrique Barraza durante su investigación es que Los Cóbanos, que se puede considerar también como una de los sitios más visitados, no tuvo niveles de contaminación por plástico como las otras playas.
“Ellos (pobladores de Los Cóbanos) tienen algo especial que a mí me sorprendió. Yo pregunté a los guarda recursos a qué podría deberse que no había residuos plásticos como se podía esperar y ver en otros sitios, y me respondieron que allí los vendedores de los kioscos se han puesto de acuerdo y todos los días se encargan de barrer y limpiar los alrededores para evitar la acumulación de desechos sólidos”, afirmó el biólogo marino.
“Esa es una costumbre con la que (al practicarse en otros lugares) se podría estar eliminando parte del problema (de desechos) que afecta a la vida silvestre. Yo me imagino que es un acuerdo de la comunidad y es muy bueno”, indicó.
Según expone, la presencia de plástico y poliestireno en las playas expone la necesidad o reto de que todas las comunidades, las municipales y el Estado deben orientar acciones para que se dé un mejor manejo de estos materiales.